14 de abril de 1962
Hugo Araníbar M.
Las aguas del desviado río Lauca sirven para regar las parcelas del Valle de Azapa, Arica.
El río Lauca fue boliviano en su integridad hasta la firma del injusto Tratado del 20 de Octubre de 1904, con el cual Chile obtuvo el más grande botín de guerra que se recuerda en la historia. Desde entonces, en virtud del artículo 2º de ese instrumento bipartito que dispone su cruce a la altura de la Vega de Macaya en el hito XX, dicho río se ha convertido en internacional, con su curso superior en territorio chileno y el inferior en territorio de Bolivia.
El río Lauca nace en las ciénagas y bofedales de Parinacota, que reciben de las lagunas Chungara, Cotacotani de la Cueva, más o menos a los 18°10’ de latitud sud y a los 69°25’ de longitud oeste de Greenwich, recorriendo territorio chileno con rumbo al sudoeste. Desde su nacimiento hasta el límite fijado en la quebrada del hito XX, acrece su caudal con el aporte de sus afluentes Blanco, Portales, Guallatiri. Cruza la frontera, aproximadamente a los 18°35’ de latitud sud y 69°5’ de longitud oeste de Greenwich.
El río Lauca es una corriente de agua sucesiva y, por tanto, su aprovechamiento está sujeto a terminantes disposiciones del Derecho Internacional. Existe una limitación de soberanía en el uso y disfrute de aguas sucesivas internacionales en razón del derecho de propiedad poseído por el estado inmediato vecino sobre la porción de aguas que ingresan a su territorio. Debido a esta limitación de soberanía el Estado del curso superior no puede unilateralmente y por su sola voluntad hacer uso de las aguas o aprovechar parte su caudal, sin el expreso consentimiento del estado del curso inferior.
Es necesario en todo caso la celebración de un acuerdo bipartito para definir derechos y fijar compensaciones, como reiteradamente lo ha solicitado Bolivia en su correspondencia con Chile desde el 11 de junio de 1939, pero pudo más el uso de la fuerza que la razón. Chile ha desconocido todas las normas jurídicas que prohíben a un Estado cometer actos que ocasionen daño y considerables efectos en otro Estado, como lo establecen las declaraciones de Madrid de 1911 y de Montevideo de 1933; de nada valieron las acciones diplomáticas bolivianas.
Así, el 14 de abril de 1962, paradójicamente fecha consagrada a celebrar la cooperación y solidaridad de los pueblos reunidos en el “Día de las Américas”, Chile ha desviado las aguas del río Lauca por orden del presidente chileno Jorge Alessandri Rodríguez, instruyendo por radio desde la torre del aeropuerto Los Cerrillos, para que se abriese las compuertas de Chapiquiña, construidas para desviar las aguas del río Lauca, perteneciente a la Cuenca del Altiplano desde su cota de más de 4.000 metros sobre el nivel del mar hasta el valle de Azapa, Arica. Convirtiendo posteriormente a la quebrada de Azapa en un vergel y amplificando a la provisión de luz y energía a las plantas industriales del norte Chileno, porque captaron el caudal del Lauca con una caída del 1.100 metros, de altura por un canal revestido de 30.5 kilómetros de longitud; por un túnel de 3.5 kilómetros; por 80 kilómetros de lechos naturales y, finalmente, por un tubo hasta la central hidroeléctrica de Chapiquiña.
El desvío del río Lauca afectó ostensiblemente a nuestro hábitat natural en los aspectos ecológicos: el río Lauca pertenece al sistema hidrográfico del altiplano central occidental boliviano y su coeficiente de evaporación es un factor para la regulación climática y contribuye a la sequía, provoca la desaparición de pastos nativos andinos; afloración de costras salinas; aumento de la erosión eólica.
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