Antonio Bazoberry Quiroga:
Los canales artificiales para dirigir las aguas de los bofedales del Silala fueron desviados desde 1868, es decir, 40 años antes del pedido de concesión de sus aguas, que fue en 1908, reveló a EL DIARIO el autor del libro El mito del Silala, Antonio Bazoberry Quiroga.
El experto relató las investigaciones que realizó en la década de los 90, en la región del suroeste potosino, donde se encuentran los bofedales, cuyas aguas en la actualidad van a Chile por ductos artificiales.
TRABAJADORES CHILENOS
“Llegamos a Laguna Colorada y lo primero que hice es averiguar quiénes eran los agricultores que estaban trabajando en esa región y me dijeron ‘no son agricultores bolivianos, son obreros chilenos que hace tiempo ya vienen a mejorar el canal que han desviado en 1868’, lo que está comprobado en el libro La historia del ferrocarril de Chile, de la escritora chilena María Piedad Alliende”, afirmó Bazoberry.
El ingreso a la región boliviana en 1868 fue “sin ninguna autorización” del Gobierno boliviano, acotó el autor, destacando que en esa época se realizaba el trazo para la construcción de la vía férrea de Antofagasta.
“Esos eran caminos por donde transportaban la plata de Potosí hacia Antofagasta y se proveían de agua en los bofedales que había en esa región (…). Al descubrir que había agua, los chilenos entraron a territorio boliviano directamente con obreros y comenzaron a excavar zanjas a pala y pico, zanjas que hasta ahora dirigen el curso de las aguas a territorio chileno. Ahí comienza la explotación de las aguas de Chile con la intención de apoderarse de los recursos hídricos bolivianos”, relató Bazoberry.
SON BOFEDALES
El concepto de manantiales no es el más acertado al mencionar las aguas del Silala, según Bazoberry, sino más bien se trata de bofedales o humedales que forman el Silala y que no son parte de una cuenca hidrográfica.
“Son bofedales. Son depósitos fluvioglaciales de hace más de cuatro mil años que se han depositado en la región y son justamente estos depósitos por los que los chilenos han empezado a construir esas zanjas en 1868”, aseveró.
Desde un principio, Chile tuvo la intención de apoderarse de este recurso hídrico, motivo por el cual manejaron el concepto de que esas aguas provienen de unos manantiales que posteriormente forman un río y lo denominaron “manantiales del Siloli”.
“Técnica y jurídicamente se demostró que el Silala no es un río porque en el sector no existe una cuenca hidrográfica. En la extensa pampa que rodea a los bofedales se puede ver incluso curiosas formaciones rocosas, una especie de monumentos que se formaron por la erosión del suelo y el viento”, expuso el experto.
CAMPAÑA
Bazoberry destacó también que, a raíz del trabajo de verificación en el lugar de los hechos de EL DIARIO y el seguimiento constante a este tema denunciando el uso ilegal de este recurso boliviano, es que se inició una campaña a nivel nacional en defensa de los recursos naturales.
“Gracias a EL DIARIO se mantiene una campaña permanente para demostrar que los chilenos querían apoderarse de aguas bolivianas que son netamente soberanas, porque nacen en nuestro territorio y somos dueños de esos bofedales”, afirmó el experto.
En 1908 se protocolizó el documento de concesión de las aguas del Silala a la empresa ferroviaria chilena que usó por, aproximadamente, 45 años este recurso para sus locomotoras que funcionaban a vapor. Posteriormente y hasta la fecha la industria minera chilena procedió arbitrariamente a aprovechar las aguas del Silala.
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