El vuelo es de Wilster y Bolívar echa más sombras

Bolívar se perdió en su propio descontrol y llegó al bochorno con tres expulsados, fue presa fácil para Wilstermann, el líder del torneo Clausura que se llevó tres puntos gordos para la llajta y tiene suficientes motivos para sentirse más cerca que lejos del título en disputa. La cuenta fue : 0-2.

Por lo visto ayer en el estadio Siles, queda claro que la visita administró –de acuerdo a sus intereses- la tranquilidad que exigía las circunstancias, contrastando con el nerviosismo y la falta de equilibrio de su oponente.

Quedó claro que la eliminación de los bolivaristas de la Copa Libertadores, le sigue quemando adentro, porque como no sucedía desde hace mucho tiempo, y los minutos le sobraban al partido, porque las actitudes develaban el estado de ánimo del elenco anfitrión. Opuestamente la visita apostó por manejar el balón y llamarse a mantener el orden y la concentración.

Duro desencanto para los bolivaristas que no encontraron la concentración y coherencia para ponerse a tono con la trascendencia del encuentro, porque de alguna manera el cuadro ‘aviador’ venía a ser un rival directo, tomando en consideración que se trataba de la décima cuarta fecha y a sólo ocho de su conclusión.

LOS GOLES

El tanto de la apertura fue consecuencia de una buena llegaba de los rojos, puesto que Pirchio punteó de 25 m y el balón era devuelto por el horizontal, pero la jugaba continuaba, y ante el desconcierto de los defensores encontró el cuero de volea y su disparo bajo anula a Quiñoñez que no llega a conjurar la jugada (10’ ST).

El segundo gol, fue por la vía de penal; el brasileño Thomas Santos que ya pisada el área chica, fue trabado por Edenir Rodrífuez, y el árbitro José Jordán cobra penal. Su ejecutor fue el lateral Omar Morales que con tiro alto y fuerte al centro, anula la acción del meta Quiñonez (48’ ST).

EL PARTIDO

En líneas generales, el local con su andar inexpresivo, sin la estatura de juego que requería el importante choque.

Wilster, con dos lineas de cuatro bien cimentado, le tapó los espacios, y en Bolívar no aparecían ni siquiera las individualidades en otras jornadas, y su andar fue inofensivo.

En el balance, por el buen funcionamiento de sus líneas y las sociedades que mostró la visita, el resultado no da lugar a objeciones.

Genaro Orellana