Emilia llegó junto a su hijo de tres años

La cara roja por el frío, sus ojitos vivaces y cabello de color negro y largo, porque no fue al peluquero hace un mes, su sonrisa tierna e inocente y el pedido insistente “Yenta” del pequeño Luis, de tres años le da fuerzas suficientes para continuar a Emilia, su mamá, que está postrada en una silla de ruedas y participa en la caravana de las personas con discapacidad en demanda del bono de 500 bolivianos mensuales.

A Emilia no le importa si hace frío o calor, si siente cansancio o dolor, lo que realmente le interesa, ahora, es conseguir el bono, para dar una mejor calidad de vida a su pequeño ‘Luisito’, que viaja junto a ella en esta lucha de valientes que partió desde Cochabamba hace 34 días y ahora está en La Paz a la espera de una reunión con el presidente Evo Morales.

Emilia está acompañada por su esposo que también es una persona con discapacidad ya que su vista está deteriorada, y que empuja la silla de ruedas de su compañera de vida y lucha.

Durante el recorrido hacia la sede de Gobierno, el pequeño Luis tenía que caminar por sus propios medios, pero la mayor parte de la caminata, se acomodó en las faldas de su mamá porque se negaba a separarse de su progenitora y llorando pedía que no le deje ir en la ambulancia que se ofreció a trasladar al pequeño.

“Bien apegado a mí es, por eso no se quiere ir en la ambulancia con otro niños”, se excusa Emilia a tiempo de sostenerlo fuerte entre sus brazos.

LUCHA Y CONVULSIONES

Para Emilia no fue nada fácil el recorrido hacia la ciudad paceña, pero no dejó que el dolor ni las convulsiones que sufre por su discapacidad la hiciera retroceder en su demanda, la mayor fortaleza su hijo Luis, quién tuvo que habituarse a personas extrañas y convivir con ellas durante la marcha e incluso aprender los estribillos de la caravana de la esperanza.

“¿Compañeros qué queremos?, "yenta", ¿Cuándo? "ahoya”, responde con su tierna voz el pequeño Luis junto a su mamá, a los estribillos que se oyen en el recorrido.

Luis no es el único menor de edad que está en la caravana de las personas con discapacidad, hay otros que padecen discapacidad física y mental que son trasladados por su padres, cuyos niños sufrieron convulsiones e incluso llegaron a enfermarse por el cambio de temperaturas y aún continúan firmes e inocentes en la lucha de conseguir el bono de 500 bolivianos mensuales que les permitirá costear sus tratamientos médicos y mejorar su condición de vida. (Oxígeno)