Su nombre de pila es Gabriel Siria Levario, nació en México, Distrito Federal, el 1 de septiembre de 1931; tuvo una vida corta, pero llevado por el éxito y la fama. Falleció el martes 19 de abril de 1966, a los 34 años de edad.
Llenó toda una época como intérprete del bolero ranchero, entre los años de 1957 al 1966. Han pasado 50 años de su muerte y se lo recuerda con mucha nostalgia, fue actor de cine y cantante mexicano, reconocido como “El Rey del Bolero Ranchero”. Grabó temas que marcaron una época de los años 60’ como: “Esclavo y amo”, “Llorarás, llorarás”, “Sombras”, “He sabido que te amaba”, “Escándalo”, “Renunciación” y otros.
A los 18 años, Gabriel Siria Levario decidió dedicarse a la música, cantando en concursos en las carpas de barrio, como en las del Teatro Salón Obrero y la del Salón Escandón, en estos escenarios cantaba tangos bajo el seudónimo de Javier Luquín.
Javier Solís admiraba a Pedro Infante, otra celebridad en el mundo de la música mexicana, llegando a imitarlo, sin saber que él poseía todas las capacidades para imponer un estilo propio, sólo lo sabría tiempo después. Se ini-ció sin una enseñanza profesional, pero des-pués comenzó a tomar clases y en poco tiem-po impondría su propio estilo.
En 1958, graba “Llorarás, llorarás”, con un estilo propio y una voz auténtica, educada con base en consejos profesionales. Así surgió como el máximo exponente del bolero ranche-ro no sólo en México, sino en Estados Unidos, Centro y Sudamérica, además de que un año después llegó a España con su romántica voz.
En febrero de 1960 incursionó en el cine mexicano con la película “El norteño”, a la que le siguieron varias más y en las que alternó con artistas como María Victoria, Lola Beltrán y Luis Aguilar.
Javier Solís grabó más de 300 canciones, varios volúmenes y actuó en una serie de pelí-culas. El 8 de febrero de 1965 grabó el tema “Sombras”, con el que alcanzó un éxito total y con el que batió record en ventas de su disco y por el que ganó una medalla por parte de su disquera.
De los cinco matrimonios tuvo nueve hijos; se casó por primera vez a los 20 años. Su carrera fue maratónica, grabando un álbum por mes, participó en 10 películas.
En abril de 1966 fue internado en el Hospital Santelena debido a problemas con la vesícula y fue operado casi de inmediato de manera satisfactoria. Sin embargo, debido a una cos-tumbre arraigada que tenía de comer hielo y beber agua fría, pese a la prohibición médica tras la intervención quirúrgica, durante la no-che logró alcanzar un vaso de agua que le produjo un infarto, según se informó en su mo-mento.
Javier Solís es un símbolo de su tiempo, aquel tiempo mexicano de los años cincuenta y sesenta, que colmó de enorme significado dentro de los cultores del género bolero ranchero del siglo XX.
Musicalmente Javier fue la última luz brillan-te del crepúsculo, el último ídolo ranchero, el irrepetible hombre hecho por sí mismo que carece de continuidad, su particular tesitura vocal y el estilo de sus canciones le dieron la personalidad adecuada para cerrar definitiva-mente la trilogía de charros cantores junto con Jorge Negrete y Pedro Infante.
Prof. Eliodoro Nina.
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