El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, aceptó ayer que se “prepara” para asumir el lugar de la mandataria Dilma Rousseff, quien perdió el primer embate de cara a un posible juicio político en el Senado.
El destino de Rousseff está en manos de una comisión del Senado, que en caso de aceptar las denuncias que pueden llevarla a un juicio político remitirá el asunto al pleno de la cámara, que alrededor del 10 de mayo debería decidir si el proceso avanza, caso en el que la Presidenta será separada del cargo durante 180 días.
Si cuando concluya el proceso, el Senado aprueba la destitución definitiva de Rousseff, Temer debería concluir el mandato que vence el 1 de enero de 2019.
Temer reconoció a O Globo que las consultas que ha entablado en las últimas semanas con dirigentes políticos, economistas y otras personalidades son “sondeos” de cara a su posible Gobierno, pero aclaró que no ha “asumido compromisos con nadie” sobre cargos.