Ellos, los violentos

Ellos, los violentos, los mezquinos e insensibles que marcharon centenares de kilómetros por intereses personales; ellos que solo piensan en sus medicinas y tratamientos; ellos a los que solo les interesa mejorar un mínimo sus condiciones de vida. Ellos, los egoístas que no piensan en cómo afectan esos 500 bolivianos a los privilegios e intereses de la nueva casta azul. Ellos, los que solo piensan en ellos, que no comprenden lo importantes que son los aviones privados, los viajes y los autos de lujo para mantener la megalomanía que habita en San Jorge.

Ellos, los desestabilizadores que no pueden entender que 1 millón de bolivianos al día es poco cuando se debe tener a un país entero emborrachado en mentiras permanentes; ellos, descarados que piden recortes en estos gastos “tan necesarios”. Ellos, los irracionales que piden plata, aun sabiendo que esto disminuiría y mermaría los recursos disponibles para proyectos fantasmas y caprichitos de autoridades... ¿cómo es posible que sean tan desconsiderados?

Ellos, los violentos que con irracionalidad e intransigencia atacan a las indefensas fuerzas policiales, seguridad privada de unos pocos que permiten que se queme alcaldías y muera gente inocente por defender los intereses de un pequeño grupo de jerarcas. Ellos, los violentos que con nada más que su desesperación, sus angustias y su hambre han cercado la plaza Murillo y han obligado a esa pobre y desprotegida casta azul a meterse tras las rejas; probablemente, auguro, de las rejas que les esperaran en San Pedro a muchos cuando resurja la justicia.

Sí, seguramente ellos, los violentos, los intransigentes, los irracionales, tienen la culpa de todo.

El autor es abogado.