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La tendencia actual de los nuevos programas deportivos en TV es tener un set pequeño, una escenografía sin muchas pretensiones, una producción muy pobre (de ideas) y un mueblecito detrás del cual se sientan (incómodos) dos conductores.
Y lo llamativo no es sólo el poco espacio que existe entre los conductores, sino la escasa preparación que tienen para conducir un programa de deportes... pareciera que son dos amigos que charlan, discuten y opinan, pero sin criterio periodístico. Es decir, sin la objetividad que debe caracterizar a un periodista.
Me refiero a aquellos programas que aparecieron últimamente y que están saturando las pantallas de TV.
Aquellos que tienen más publicidad que notas periodísticas. Aquellos que, en lugar de tener contenidos y análisis periodístico, tienen chismografía.
Se entiende que todo buen periodista (o aquel que aspire a serlo) debe tratar de ser imparcial, neutral y objetivo en sus apreciaciones y comentarios. Sin embargo, los “nuevos” periodistas deportivos se caracterizan por ser (ante todo) hinchas de un equipo o de otro. Se apasionan en exceso en sus comentarios, no analizan, no desmenuzan los hechos, se van por las ramas y sus comentarios parecen ser de un ciudadano común y no de una persona especializada en deportes.
Estos nuevos conductores de programas deportivos no ven el bosque, sólo ven los árboles y para analizar algo hay que elevarse por encima de los árboles, por encima de los apasionamientos.
Para todos ellos una recomendación sana: por favor, sáquense sus camisetas de hinchas y pónganse la camiseta de periodistas… si es que la tienen.
(*) Director de Xperticia, empresa de asesoramiento y capacitación en Comunicación.
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