Hernán Maldonado
Ese día de marzo de 1963, sobre la mesa de sesiones de la Asociación de Fútbol de La Paz, sin custodia alguna, estaba la Copa América, el máximo trofeo de la Confederación Sudamericana. No tenía ningún pulimento y en su base de madera estaban en plaquitas de bronce los nombres de los países que la obtuvieron desde 1916, cuando empezó a disputarse.
Don Carlos Pozo Trigo, secretario general de la AFLP, dijo: “Si esta copa hablara…”. Me hizo señas para que la tomara. “No tienes idea de cuántas alegrías y tristezas tiene. ¡Cuántas manos gloriosas la alzaron!, subrayó. Lo que me decía el amigo parecía una exageración, porque el trofeo lucía bastante descuidado. Me parecía de lámina de zinc o estaño y no de plata.
En unos días más. Bolivia entera no hablaría de otra cosa que de la Copa América. Su selección la conquistó por primera vez en su historia en Cochabamba. El presidente Víctor Paz Estenssoro (de quien no se conocía ninguna afición deportiva) la alzó emocionado para entregársela a los jugadores aclamados por multitudes delirantes.
Eso fue todo. O casi todo. En 1994 la selección boliviana logró clasificarse por primera vez en eliminatorias para la Copa Mundial de EEUU. Pasaron 31 años de la anterior gesta. Nos quedamos en la primera ronda. 22 años después el fútbol anda de fracaso en fracaso, en el terreno internacional, salvo detallitos que a veces nos hacen pensar que estamos en las ligas mayores.
En los últimos 10 años el gobierno de Evo Morales construyó más de 1.200 canchas y algunos estadios (hay uno hasta en el Chapare -llamado Hugo Chávez- para 15.000 personas, cuando la población no llega ni a 10.000 ¿?) a un costo de 360 millones de dólares. Bolivia ciertamente necesitaba esa infraestructura, pero no solo es eso. No hay clubes, dirigentes con escasa visión para serlo, jugadores que no cobran, equipos sin divisiones inferiores y escasez de técnicos. Así no se puede.
Aunque todavía hay algunos optimistas, virtualmente Bolivia ha quedado postergada para ir a la Copa Mundial Rusia-2018. El DT Julio César Baldivieso apuesta por Qatar-2022. Hoy tendría que tener al menos 6 jugadores capaces de unos 23 años, ¿los tiene? La demagogia impera entre los entrenadores, como aquel foráneo que cree que, llenando el estadio, Bolívar va a ganar partidos.
Los dirigentes, algunos con experiencia, se dejan meter gato por liebre cuando contratan jugadores y DT extranjeros. En su descargo hay que decir que las finanzas tampoco permiten la llegada de mejores talentos. Los dos emblemáticos equipos paceños cuentan con “astros” que se acercan a los 38 años. Un autoengaño loado por cierta prensa.
En la actual Copa Libertadores (ya tiene 66 años de vigencia y jamás un equipo boliviano la ha conquistado) Bolívar apabulló 5-0 a Deportivo Cali y The Strongest, como visitante, venció 1-0 a Sao Paulo, abriéndose ambos a una cuasi segura clasificación a los octavos de final. Los dos fallaron a la postre porque no pudieron conseguir en La Paz las victorias que necesitaban.
La decepción es enorme, una vez más, pero peor debe ser para el “presidente futbolista”, aunque quizás le importe poco, porque lo suyo es jugar al fútbol donde sea y como sea y, como no ocurre en ninguna parte del mundo, hasta tiene “periodistas” que transmiten por radio y comentan las habilidades pedestres del cincuentón.
Hernán Maldonado es periodista. Ex UPI, EFE, dpa, CNN, El Nuevo Herald. Por 43 años fue corresponsal de ANF de Bolivia.
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