La dramática historia del 1º de Mayo

Para ese día de 1886 la prensa jugó un papel muy importante, convocando a todos los obreros sin distinción política alguna para plegarse a ese objetivo, de tal modo que los proletarios de Chicago fueron los más ardientes para exigir las 8 horas, ya que en esta ciudad trabajaban de 14 a15 horas diarias, casi no podían volver a sus hogares, quedándose en las calles. Se puede decir que jamás vieron a sus mujeres y a sus hijos y comían restos de legumbres que se hallaban en los recipientes de desperdicios.

Entre los periódicos revolucionarios habría que mencionar al Arbeiter Zeintung en idioma alemán y bajo la dirección de August Spies; el Alam que redactaba Alberto Parsons en inglés. Este personaje era descendiente de un prócer que combatió con Washington en la guerra de la independencia Norteamericana, incluso él fue candidato a la presidencia de Estados Unidos, distinción que declinó por continuar su lucha por las 8 horas junto a Michael Schwab que escribía también en alemán. El Verbote junto a Fakel, ambos fueron anarquistas. El periódico de Boston Liberty también era revolucionario y apoyó a los movimientos sociales.

Los oradores más distinguidos en el 1º de mayo fueron Parsons, Spies, y Engels. Ante la proximidad de esa fecha los empresarios decidieron organizarse incentivando a la policía para que actúe severamente. Se produjeron graves enfrentamientos, especialmente uno en la factoría MC Cormicks donde fueron despedidos 1.200 obreros. A la reunión del 17 de mayo de 1886 la Unión Central Obrera de Chicago convocó a reunión general, donde asistieron 25.000 personas. Frente a la provocación de la policía el pueblo arrojó piedras a la policía que empezó a disparar a los obreros, reaccionaron y se defendieron como podían algunos con tiros de revólver. La policía hizo entonces fuego vivo sobre la muchedumbre, sin respetar a niños, mujeres ni ancianos.

El terror se apoderó de la gente que en masa huyó despavorida dejando 6 muertos y muchos heridos, cayeron al suelo más de 50 policías y murió uno de ellos apellidado Degan. La Policía seguía disparando en todas direcciones sobre el pueblo, los obreros heridos tuvieron que arrastrarse por las calles de Chicago. Fueron presos muchos de ellos y se profanó sus viviendas. El periódico Arbeiter Zentung y sus impresores y editores fueron detenidos. El gobierno prohibió los mítines y reuniones de los trabajadores.

El 17 de mayo se reunió un jurado dependiente del gobierno que penalizó a los líderes obreros August Spies, Michael Schwab, Samuel Fielden, Adolfo Fisher, George Engels y Luis Lingg, Oscar W. Niebe, Williams Selligen, éste último se vendió a la policía.

Parsons estuvo libre, pero cuando llegó el momento de la sentencia se presentó voluntariamente ante el jurado pidiendo morir junto a sus compañeros de lucha que fueron acusados de asesinato y sentenciados a la horca August Spies, Michael Schwab, Samuel Fielden, Albert Parsons, Adolf Fisher, George Engels y Luis Lingg quienes subieron a la tarima del cadalso reiterando a viva voz su lucha social. El cubano José Martí hizo una dramática descripción de este sangriento episodio que selló el día 1º de mayo como la institución de las 8 horas de trabajo en todo el mundo. August Spies y Miguel Schwab de 31 años, Adolfo Fischer de 30 años, Luis Lingg de 22 años y George Engels de 50 años eran alemanes, Samuel Fielden inglés de 31 años y Albert Parsons norteamericano de 42 años.

Como se ve, la lucha por esa jornada fue larga y sangrienta.

En nuestro país no existía un sindicalismo organizado sino después de los años 1900 con el establecimiento de empresas como Lanificio Domingo Soligno, Manufacturas SAID, fábrica de textiles Forno, fábrica de Sedas Fanase, Magona, Estatex, la Cervecería Boliviana Nacional y unas cuantas más. En algunas de ellas se trabajaba 3 turnos de 8 horas cada uno. De estas empresas no queda ninguna, todas fueron a la quiebra por la corrupción y el contrabando, sin embargo se puede citar como principios del movimiento obrero al gobierno del general Manuel Isidoro Belzu que supo reunir a los artesanos bolivianos con su prédica pre marxista.