Caso “Tráfico de influencias”
• Insiste en que su hijo vive pero que se halla bien protegido por gente de su confianza
El mes pasado circularon declaraciones del ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, en las que considera que el caso de “tráfico de influencias” se “salió de control”. En una entrevista concedida a un medio chileno Teletrece, Gabriela Zapata afirmó que Quintana le habría pedido decir a los medios que el niño que tuvo con el presidente Evo Morales falleció.
La siguiente es la transcripción de dicha entrevista, de acuerdo con una versión que acerca de ella realizó la agencias noticias ANF.
Actualmente, (Gabriela) Zapata está detenida en la cárcel femenina de Miraflores, una prisión de alta seguridad para mujeres con sentencia condenatoria.
Sus visitas están restringidas a su familia (que disponen solamente de 15 minutos) y al abogado que debe solicitar a la Fiscalía autorización y permiso de visita, cada vez que vaya a verla.
El martes 26 de abril, a las 10 de la mañana, un día después de que Morales se sometiera a la prueba de ADN, “T13” se presentó en la entrada de la cárcel de alta seguridad, pidiendo ver a Gabriela Zapata.
-¿CÓMO ESTÁ?
No puedo creer que alguien pueda tener así a la madre de sus hijos (dice casi sollozando). Ayer (lunes) no estaban dadas las condiciones, para que presentáramos al niño. Tenían cerrados todos los accesos y no daban la seguridad para que mi hijo no fuera expuesto. Además, la jueza indicaba en el escrito que deberíamos presentarnos los tres juntos, a mí me hicieron entrar después que se retiró el padre de mi hijo (por segunda vez, así se refiere al Presidente Evo Morales).
-¿QUÉ ES LO QUE MÁS LE DUELE DE TODO LO QUE ESTÁ PASANDO?
El hecho de no estar con mis hijos, y todo lo que ellos están sufriendo. Me hace llorar sangre (hace una pequeña pausa)... el no poder estar a su lado (sus ojos se le llenan de lágrimas). Yo no tengo por qué estar pasando esto, por la maldad de ese señor.
-¿SE REFIERE AL PRESIDENTE?
No, no a él. El señor (Juan Ramón) Quintana (ministro de la Presidencia de Bolivia, quien también ha sido mencionado por una supuesta relación sentimental con Zapata). Él es el que montó todo esto y que ha inventado todo, porque yo decidí contar la verdad después que ellos me obligaron a mentir. Y cuando vi que esa mentira era para perjudicarme, no acepté. Evo se está dejando llevar.
-¿A QUÉ MENTIRA SE REFIERE? “DECIR QUE EL NIÑO HABÍA NACIDO Y MUERTO, PARA NO PERJUDICAR AL PRESIDENTE”.
Somos interrumpidos con un policía que sube las escaleras a pasos sonoros y entre nervioso y amenazante me dice: “¡Usted no tiene que estar acá! ¡Usted es periodista!!! Y le dice a Gabriela Zapata que por favor lo acompañe. Pasando a la pequeña sala quiosco-cocina.
Ahí, casi susurrando pero se alcanza a escuchar todo por la estrechez de los ambientes, el policía le dice a Zapata que yo no debía estar hablando con ella porque no soy familiar y que está terminantemente prohibido el acceso a periodistas.
Alcanzo a escuchar la respuesta de Gabriela que hablando fuerte le dice: “Él es mi amigo y por eso vino a verme”. Bueno de cualquier manera ya pasó el tiempo y debe retirarse ahora, responde el uniformado.
Gabriela defiende su postura y le dice que las visitas son de 15 minutos y no llevamos ni 10. Te quedan 5, le dice el policía mientras baja las escaleras.
-¿DÓNDE ESTÁ SU HIJO?
A mi hijo lo tenemos guardado con gente que me está ayudando, me gustaría que ustedes lo conocieran. Voy a ver si puedo hacer que lo conozcan y que lo puedan filmar sin mostrar su cara. Quiero que el mundo sepa que estoy diciendo la verdad, y su padre sabe que es así, y a mí se me está haciendo mucho daño con todo esto. Me tienen presa sin sentido, con puras acusaciones sin fundamento.
Vea la forma de mantener contacto conmigo por favor para que hagamos eso, y ahora cuídese mucho porque después de salir de aquí y con lo que pasó, le pondrán vigilancia de inteligencia. Así lo han hecho con mi tía que viene a traerme la comida todos los días.
Un policía desde abajo de la escalera grita que se acabó el tiempo y nos levantamos. Se le llenan una vez más los ojos de lágrimas y agradece mi visita.
“Por favor cuente todo lo que me está pasando”.
Y para que yo pueda certificar que estuve con ella, me entrega una carta de su puño y letra, escrita unos días antes, pidiendo le autoricen la entrada de algunas cosas de aseo personal dirigida a la dirección de la prisión.
Salimos de la cárcel, no sin antes recibir amenazas por parte de varios policías, que me meten a una pequeña sala y me dicen que no cuente nada de esto. (Fuente: Teletrece)
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