Transportistas dicen que hay flaco avance con el Gobierno

El transporte pesado informó que existen pocos avances en las negociaciones para la reforma tributaria y esperan quemar etapas de diálogo a nivel de las cuatro mesas de trabajo para que, en caso de no encontrar respuestas favorables, se acuda nuevamente al presidente Evo Morales.

El dirigente Herlan Melgar informó que para los transportistas la “mesa madre” es la mesa tributaria, donde se pretende lograr que el Gobierno acceda a reformar el Código Tributario para que se les permita descargar sus impuestos con la universalidad de las facturas y no solamente con las del rubro, informa Erbol.

Dijo que se busca poner freno a una serie de persecuciones de Impuestos Nacionales porque “todo aquel que paga tributos en este país está siendo acosado y perseguido. Nosotros nos cansamos de mandar cartas a diferentes autoridades, no tuvimos respuesta y por ello hicimos el paro a fines de enero de este año”.

Melgar sostuvo que en cierta medida se mantiene el atropello porque los funcionarios de Impuestos Nacionales aplican de manera subjetiva la norma tributaria, poniendo una “Espada de Damocles” contra los que contribuyentes.

Explicó que el presidente Evo Morales aceptó conformar cuatro mesas, entre ellas la tributaria, aduanera, viceministerio de Transporte y finalmente es la seguridad vial en las carreteras.

“Para nosotros lo más importante es la mesa tributaria. Ha habido una serie de reuniones con la viceministra de la Política Tributaria, Susana Ríos, con muy flaco avance, yo diría muy poco. Ha habido una cierta flexibilidad después de toda la dilación en las anteriores reuniones”, indicó.

Señaló que se ha quedado con programar una reunión con el ministro de Economía Luis Arce para definir y la última instancia hablar con el presidente, quien habría indicado que lo que no se pueda solucionar con los ministros, lo arreglarán con él.

Como se recordará entre enero y febrero el sector determinó bloquear las carreteras internacionales, cuya medida perjudicó a la entrada de Oruro y a otras fiestas en otros departamentos.

La medida duro casi un mes y provocó pérdidas económicas para todos los sectores, empresarios, transportistas y público en general.