La crueldad no tapa la corrupción

Sabemos que seres humanos son catalogados bajo distinta óptica científica de genética, psicología, sociología. Con esos estudios se pudo evidenciar que el humano puede ser cruel y egoísta, pero no por naturaleza, sino que la sociedad lo ha corrompido. Se sostiene que el humano puede ser cruel cuando no practica la empatía, cuando es egoísta y no observa lo que sucede en su entorno. La empatía es, en traducción literal, “sentir dentro”, es la capacidad que tenemos para “ponernos en los zapatos de alguien”, emocionalmente. Muchos delincuentes que actúan con crueldad son incapaces de generar empatía con los seres humanos, pues viven desconectando esa capacidad de su cerebro. Una característica de ellos es el autoengaño, el cruel se miente a sí mismo, a su vez intenta convencer a los demás de que lo que está haciendo no es malo.

Analizando a los gobernantes del Estado Plurinacional de Bolivia y con la impotencia que siente el ciudadano boliviano, tenemos que reconocer que la década de supremacía del masismo ha sido de inhumanidad e impiedad con Bolivia y los bolivianos, nos hallamos ante una hegemonía de la crueldad y corrupción.

Todos los gobiernos despóticos son perversos. Pero éste además es uno de los más crueles en el trato con los que piensan diferente a los palaciegos. Éstos últimos han implantado a un sátrapa, en nombre de la Patria, democracia, justicia, soberanía e igualdad, eso es crueldad. Han sumido al país en una crisis social, después de la bonanza económica, caudalosa, prolongada y divulgada por ellos mismos. Han desperdiciado la oportunidad de desarrollo económico y social más importante de toda la historia boliviana. Todo eso es crueldad.

Siguen desbaratado la economía productiva nacional, en lo industrial, agrícola, pecuario y en todos los demás renglones de la actividad legitima. Han hipotecado al pueblo boliviano, con deudas externas e internas, la procedencia del dinero de dichas deudas es una incógnita, inclusive para los mismos gobernantes. Todo eso es crueldad.

Siguen arrasando con YPFB, como primera corporación petrolera de Bolivia, para exprimirla con clientelismo político y guerrillero. Han violentado de manera masiva y sistemática los derechos humanos y las garantías constitucionales de la población boliviana, sobre todo por razones políticas. Todo eso es crueldad. El reciente maltrato a los discapacitados, realizado por algunos policías que reciben órdenes de un ministro con complejos de inferioridad conductiva, es barbarie.

Han rebajado el discurso público a un chorro de ficciones, vituperios e insultos a la inteligencia del boliviano, sustentando su impunidad. Continúan depredando, por causa de la corrupción, miles de millones de dólares, habiendo creado consorcios de haraganes que gozan de influencias palaciegas en el interior y exterior del Estado plurinacional. Todo eso es cruel.

Han desmontado la estructura institucional del Estado, para instigar las diferencias y desigualdades sociales, para dividir y polarizar a la nación boliviana en provecho de una parcialidad política. Han corroído los principales sistemas de servicios públicos, como el transporte aéreo (BoA - TAM) y terrestre (flotas y camiones para contrabando estratégico), las telecomunicaciones (ENTEL), electricidad y aguas en todos los departamentos, instituciones a las que se les asigna presupuestos abultados sin control. Todo eso es crueldad.

Siguen engañando a miles de indígenas, campesinos y originarios, con retórica de redención y solidaridad, al tiempo de configurar una nueva burguesía del pillaje organizado (con la creación de fondos económicos al por mayor), eso es ensañamiento.

A propósito han abandonado la defensa soberana de nuestras fronteras para facilitar el negocio global del narcotráfico, eso es inhumano.

Así podríamos continuar con esta lista abierta de desmanes que caracterizan la crueldad y corrupción de nuestros gobernantes. Vivimos en una situación de despotismo, depredación y perversión. Tenemos razones suficientes para demandar que esta hegemonía de la crueldad termine.

Para mitigar la barbarie y corruptela de palaciegos les sugiero una terapia de “limpieza espiritual” estilo Zapata.

El autor es docente universitario.

almamor2003@hotmail.com