A pesar de los déficits que registró la pasada gestión la economía nacional, comercial y fiscal, el Gobierno insiste en un crecimiento de 5 por ciento para la presente gestión, a través de la inversión pública. Tanto la Fundación Milenio así como el analista económico Gonzalo Chávez sugieren prudencia en los créditos externos y en la inyección de liquidez al mercado nacional y reajustes en la economía para superar el mal momento.
La Fundación Milenio en su Informe de Coyuntura 316: ¿Hacia dónde se mueve la economía nacional? sostiene que la caída de los precios del petróleo y minerales, así como las devaluaciones en los países vecinos, pone en jaque a la economía boliviana y son un obstáculo real para la estabilidad macroeconómica y el ritmo de crecimiento.
En tanto, Chávez señala que la economía nacional registró, simultáneamente, un elevado déficit fiscal y un desequilibrio comercial, que no es motivo de felicidad. "Los déficits gemelos pueden constituirse en un gran dolor de cabeza", apunta en su columna de opinión del pasado domingo, en un medio de prensa de La Paz.
"En 2015, la pérdida pública alcanzó a 6,1% del Producto Interno Bruto (PIB), variable que se define como toda la riqueza generada por un país en un año. El déficit en cuenta corriente (aquí nos concentraremos en el desajuste comercial), en el mismo período, fue de 953 millones de dólares. Esto significa que después de muchos años, las importaciones fueron mayores que las exportaciones. Para el año que transcurre ambas cuentas también presentarán pérdidas", advierte.
Entretanto, Milenio afirma que las principales debilidades de flujo (dinero) son el déficit en balanza comercial y el déficit fiscal.
Tanto Milenio como Chávez coindicen en que, en 2016, la economía nacional registrará déficit en la balanza comercial y en el tema fiscal. La proyección se realiza en vista de que no hay indicios de una recuperación de la economía internacional.
Sin embargo, en las últimas semanas se observó un aumento del precio del petróleo e igualmente de los minerales; mientras, China aún no recupera su dinamismo económico.
En declaraciones a EL DIARIO, el analista en temas mineros Jorge Espinoza señalaba que un dólar débil provocó la leve recuperación de las cotizaciones de los minerales en el mercado internacional, pero estima que no llegará a los registrados antes de la crisis.
CRÉDITOS
Milenio afirma que previsiblemente las importaciones se mantendrán en niveles parecidos a 2015; esto, debido al elevado nivel de la inversión pública y a su efecto multiplicador sobre la demanda agregada.
"Si los déficits en cuenta corriente son financiados parcialmente por la cuenta capital la inversión extranjera tiene una tendencia descendente y los préstamos oficiales financian parcialmente las importaciones", es evidente que las reservas internacionales disminuirán irremediablemente", sostiene.
De su parte, Chávez explica que, debido a la caída de los precios de las materias primas que exporta el país, sobre todo el gas natural, se perdió alrededor de 4.000 millones de dólares en el ingreso nacional. Para que esta situación no tenga un efecto adverso sobre el crecimiento interno, el Gobierno aumentó tanto el gasto como la inversión pública, pero aceptó un fuerte déficit público, de 6% del PIB.
En ese contexto, el economista estima que en el período 2015 - 2016, el Gobierno, parcialmente, perderá reservas internacionales, acumuladas por el Banco Central de Bolivia, para financiar su brecha entre gastos e ingresos, pero los recursos no serán suficientes, por lo que las autoridades anunciaron acudir préstamos de afuera para sostener la demanda interna y aprovechar el coeficiente de endeudamiento del fisco, que aún es bajo, en torno del 20% del PIB.
"Sustentar gastos e inversiones públicas con plata de afuera es peligroso. En efecto, el atraer ahorro externo para cerrar la brecha fiscal implica un aumento de la deuda financiera. El riesgo es crear un círculo vicioso por el cual, al incremento de las necesidades de ahorro externo, debe agregarse el pago de las tasas intereses y las amortizaciones del capital prestado, más las utilidades giradas al extranjero por el capital foráneo invertido. Así, el pago del servicio de la deuda y de las ganancias desequilibra la balanza de servicios, que también es parte de la cuenta corriente y agrava el déficit externo", reflexiona Chávez.
APUNTES
ANÁLISIS Y PROPUESTAS
A partir de 2014, las operaciones del sector público no financiero son deficitarias. El déficit fiscal fue de 6.6 por ciento del PIB en 2015 y, para 2016 el Gobierno ha programado un déficit de 6.1 por ciento, de manera que el déficit fiscal se mantendrá considerablemente alto.
Definitivamente, el incremento de la inversión pública llevó al aumento del déficit fiscal. Los gastos de capital subieron de 13.5 por ciento del PIB en 2012 a 19.4 por ciento en 2014.
El déficit fiscal se financió principalmente con créditos externos y con crédito del BCB. En 2015, el crédito neto al sector público fue de Bs 13.5 billones, mientras que los saldos del sector público no financiero bajaron a la mitad de 2014. Para 2016 se espera una disminución similar. Dado que los gobiernos subnacionales (gobernaciones y municipios) no tienen acceso al crédito, la caída en los ingresos actúa como un "estabilizador automático", pero a costa de reducir la inversión local, lo cual compromete el crecimiento económico proyectado de 5 por ciento para este año.
El aumento en el crédito neto al sector público y la expansión de liquidez, mediante las operaciones de mercado abierto (OMA), conducen al incremento de la base monetaria y, consiguientemente, a la pérdida de reservas internacionales.
Dada la vigencia de una política fiscal expansiva y la monetización del déficit fiscal, el BCB debería fijar una meta anual de variación de las RIN y tratar de cumplir esta meta restringiendo la liquidez mediante una política activa de OMA.
Por otra parte, el Gobierno deberá ser muy cauto en el aumento salarial y el doble aguinaldo. Fundación Milenio.
AJUSTES DE LAS CUENTAS
En los años 80 se presentó un fenómeno parecido en los Estados Unidos, que suscitó mucha polémica y dio origen a la teoría de los déficits gemelos. Esta hipótesis sostiene que un desequilibrio en las cuentas públicas (gastos e inversiones mayores que los ingresos provenientes de impuestos) provoca inestabilidad en las cuentas externas. En su versión sencilla, si el déficit es provocado por un exceso de gasto (para sostener un aumento del consumo interno, por ejemplo) provoca que las importaciones sean mayores que las exportaciones. En una interpretación más sofisticada, el desequilibrio público provocado por la reducción de ingresos estatales hace que las personas ahorren más e inviertan menos, porque guardan dinero para el aumento de las tasas impositivas futuras.
En algún momento ulterior, el Gobierno tendrá que implementar estos reajustes, justamente para cerrar el déficit público que ha creado. En ambos casos, el desajuste de las cuentas públicas hace que se necesite más ahorro externo, por lo que se produce un déficit en cuenta corriente.
La idea de sustentar el crecimiento elevado con ahorro externo, vía financiamiento del déficit público con préstamos internacionales, aliando a un populismo cambiario de tasa fija, además de profundizar el desequilibrio externo, y considerando que podría provocar una crisis de balanza de pagos, es un camino que puede ser explosivo y aumenta el riesgo de una crisis financiera. Gonzalo Chávez A. es economista
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