Según los datos del PIB (anual y trimestral) correspondientes a 2015 publicados hace unos días por el INE, la economía boliviana empieza a sentir los rigores de la crisis derivada de la caída de los precios de las principales materias primas de exportación desde mediados de 2014.
En efecto, de una tasa de crecimiento récord de 6.8% alcanzada en 2013, el crecimiento de la economía descendió a 5.46% en 2014 y a 4.85% en 2015. Como una forma de validar la hipótesis anterior, se encuentra que, en 2015, la única actividad económica que presenta una incidencia negativa en el crecimiento del PIB nacional es precisamente la de Extracción de Minas y Canteras con -1.38%.
Asimismo, se puede observar que la magnitud de la crisis actual sería menor a la de la crisis de 2009 (también ocasionada por un desplome del precio del petróleo) cuando el crecimiento de la economía nacional cayó de 6.15% en 2008 a 3.36% en 2009. Esto se demuestra, otra vez, en el cuadro de incidencia de actividades económicas en el crecimiento del PIB donde se puede observar que ese año la sub-actividad “Petróleo Crudo y Gas Natural” tuvo una incidencia de -13.48% en el crecimiento del PIB.
Lo preocupante de los datos recientes es, sin embargo, que a diferencia de 2009, la crisis actual podría quedarse con nosotros algunos años más. Atrás van quedando los argumentos de que el motor de la economía es la demanda interna “y ramas anexas” y de que la baja de los precios del petróleo no tendría mayor impacto en la economía boliviana.
El autor es Economista.
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