Punto aparte
La Municipalidad y otros organismos públicos locales hacen los esfuerzos necesarios para cuidar y mejorar las condiciones de desarrollo de la ciudad de La Paz, en tanto los vecindarios, por carecer de una organización institucionalizada, casi nada hacen para coadyuvar a las labores oficiales.
Los vecinos son los que están cerca de los problemas que tienen en sus espacios y poco o nada hacen para aportar de su parte a la solución de los mismos. Pues, no es suficiente denunciarlos o quejarse de ellos, cuando por sí mismos no aportan con algo para resolverlos.
La experiencia demuestra día a día a los propios vecinos que los organismos públicos locales no tienen tanta capacidad para atender de inmediato las deficiencias o complicaciones que confrontan en sus zonas, como ser en sus vías de tránsito vehicular, en las aceras de sus calles y en sus parques o lugares de recreación para los niños.
La dinámica de la vida diaria, tanto en los hogares como fuera de ellos, es incontenible. Por tanto, así como se cuida y se mantiene en buen estado los propios recintos de vida, a través de la atención diaria que se les presta, los espacios exteriores habitualmente requieren también igual atención.
No será tan exigente que se presenten día a día, pero en todo caso, cuando pasan varios de ellos e inclusive transcurren velozmente las semanas, también necesitan de casi similares atenciones. Y como, razonablemente, no es posible que los servicios públicos atiendan puntualmente estos requerimientos, entonces el deterioro de la situación se torna inaceptable e incluso intolerable.
Ahí es donde los vecindarios tienen que reaccionar y preocuparse de los hábitats que los acogen. Es obvio que una familia o una persona por sí no resolverán las complicaciones urbanas que se presentan en su entorno exterior. Empero, cuando no se las conjura rápidamente, a la postre derivan en situaciones críticas y muchas veces en conflictos mayores.
Todos tienen conciencia de que cuando las sociedades no se organizan, jamás podrán funcionar adecuadamente. Peor todavía, mantendrán, quieran o no, el atraso al extremo de que pueden manifestarse como volver a la vida tribal e incluso a la barbarie. Así de simple resulta ser cuando una sociedad no se organiza y adopta sus propias normas de vida colectiva.
En buena medida, esto se reproduce en los barrios y en las zonas cuando no se organizan y establecen sus reglas mínimas de convivencia social, en el caso que se trata la vecinal.
Aunque existen juntas vecinales muy activas, la mayoría no lo son. Esto implica que se presenta el reto de homogenizar el activismo y superar la impasibilidad e indiferencia, con el mejor de los ánimos.
Ante esta realidad, lo que queda, entonces, es institucionalizar el funcionamiento de las juntas vecinales. Esta necesidad, empero, no la podrán resolver estas organizaciones. Hasta ahora no lo han conseguido, pese a que existen organizaciones que se supone que podrían cumplir esa tarea, no lo hacen. Las Federaciones de Juntas Vecinales (Fejuves), por lo general, son más nominales que funcionales.
Como el tema tiene trascendencia pública general, lo que corresponde es que la Municipalidad de La Paz, en particular el Concejo Municipal, apruebe una disposición normativa sobre la organización y funcionamiento de las juntas vecinales, incluyendo los períodos de duración de los mandatos de sus directivas.
Al mismo tiempo, como parte fundamental de darle la formalidad legal que amerita el funcionamiento de las juntas vecinales, en esa norma tendrá que establecerse la obligatoriedad de la participación de los vecinos. Propietarios e inquilinos deberán registrarse en las juntas y asumir las responsabilidades que individualmente les compete, como integrantes de sus respectivos vecindarios, lo que entrañará también participar activamente en sus actividades.
Así como se aspira y se pretende que sus respectivos barrios tengan mejores condiciones urbanas, de por medio tiene también que manifestarse la responsabilidad con la ciudad donde se vive.
Si el barrio de cada familia y persona tiene buen mantenimiento, será la mejor forma de servir también a darle la mayor calidad a la ciudad de La Paz, de modo que, efectivamente, haga honor a aquello de Ciudad Maravillosa.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |