Felipe Coarite Huañapaco
En los ecosistemas naturales se denomina calidad ambiental a las condiciones físico químicas establecidas por la naturaleza a lo largo de muchos años, con el fin de que las especies se interrelacionen entre ellas y con el medio ambiente. En tanto que en los ecosistemas urbanos, según la ONU, “en donde los humanos representan la especie dominante o clave y donde el medio ambiente edificado constituye el elemento que controla la estructura del ecosistema”, se ha alterado las características físicas y químicas del aire, agua y tierra. Por supuesto, esta situación tiene efectos nocivos sobre la especie dominante y la comunidad biológica que habita los ecosistemas de cemento.
De acuerdo con la Ley de Municipalidades No. 2.028 y la Ley de Medio Ambiente No. 1.333, es función del Gobierno Municipal de La Paz la prevención y protección ambiental en la ciudad paceña. De acuerdo con varios monitorios ambientales, los vehículos motorizados públicos y particulares son los que más contaminan el aire con gases de combustión, partículas suspendidas totales y ruidos.
Todos los días, del escape de los vehículos automotores que utilizan como combustible la gasolina se emite hacia el ambiente gases de combustión y de los que utilizan diésel partículas suspendidas totales, especialmente por los modelos antiguos. No me explico cuál es la razón para que los vehículos no lleven filtros en sus escapes para reducir las emisiones. Por alguna razón, la unidad ambiental del municipio paceño no realiza el monitoreo a los factores que contaminan el aire, tampoco efectúa las inspecciones a los vehículos que no traen los filtros. Las paredes y techos de casi la totalidad de discotecas, salones de fiestas, karaokes ubicados en la ciudad de La Paz no están revestidos con material absorbente de ruido. Los camiones que transportan y venden gas licuado propagan indiscriminadamente altos niveles de ruido intermitente de sus cláxones, los minibuses del servicio público anuncian su “trameaje” tocando bocina. Las orquestas contratadas para animar los ensayos y fiestas producen sonidos ensordecedores en calles, avenidas, parques y plazas. Ni qué decir de las marchas callejeras de las organizaciones sociales, que utilizan petardos y queman llantas.
De la misma manera, es deber del municipio paceño normar y controlar la descarga de las aguas residuales a los cuerpos de agua, así como de su tratamiento. Sin embargo, hasta la fecha el municipio paceño no realiza tratamiento físico, químico y bacteriológico a las aguas descargadas por los sectores doméstico, industrial, comercial y público. Estas aguas contaminadas fluyen río abajo causando externalidades negativas a los ecosistemas que están situados alrededor del río. Pareciera que para los funcionarios de la alcaldía, la dilución es la solución al problema de la contaminación del agua.
De lo indicado anteriormente, se deduce que la calidad ambiental en la ciudad de La Paz está degradada. El alcalde paceño al subir la tarifa de los minibuses pidió a los transportistas que “mejoren la calidad de servicio de transporte”. La primera autoridad edilicia debería ser coherente con lo que pide, ya que la calidad ambiental de la urbe paceña deja mucho que desear. Hay que predicar con el ejemplo.
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