Viejos métodos para nuevos problemas

Cuando los gobiernos enfrentan problemas de diversa naturaleza que afectan su salud, generalmente acuden a buscar soluciones directas o indirectas, laterales o sesgadas, simples o complejas y otras, de tal forma de salir del atolladero en que están empantanados.

Al Gobierno actual se le han presentado muchas dificultades de magnitud y, recurriendo a diversas recetas, pudo sobrepasarlas y continuar su marcha. Pero, en algunos casos, se aferró a una fórmula por demás original, que consiste en encontrar solución para los embrollos llevándolos a su máxima complicación, orientándolos, además, al absurdo o descuidando lo principal y derivando a lo secundario.

Muchos asuntos han sido conducidos en esa forma, pero el tema más notable es el que planteó un periodista de Santa Cruz, en torno a un supuesto tráfico de influencias en alto nivel estatal, protagonizado por el Jefe de Estado y una dama, en caso que tuvo una repercusión que hizo tambalear el andamiaje estatal y dura ya casi tres meses sin visos de atenuarse.

En efecto, el punto aludido es objeto de un tratamiento especial para aliviar las preocupaciones oficiales y fue derivando a detalles como el de un niño que ahora no se sabe si existió o no; la desaparición de un celular del ministro Quintana; las acusaciones personales de la principal protagonista; la implicación al presidente Evo Morales en la paternidad del menor; la intervención en los contratos con la empresa china CAMC, así como otra gran cantidad de aspectos menores que, de acuerdo con la estrategia oficial, serían solucionados aplicando la fórmula que dice que lo mejor para resolver un problema es complicarlo lo más posible y mostrar lo máximo como lo mínimo.

Esa táctica dio resultado para difuminar el caso, pero, en síntesis, los puntos principales del embrollo no fueron investigados, entre los que se puede citar, entre otros, ¿cómo consiguió la señora Zapata un alto cargo en la empresa china, sin tener títulos profesionales?; ¿por qué apareció con grandes cantidades de dinero como para tomar una mansión en anticrético por 260.000 dólares?; además de millonarias cuentas bancarias; automóviles de lujo; compra de residencias; exhibiciones de lujo y otras no menos preocupantes. ¿Por qué tenía tanta influencia e inclusive se hacía pasar como la “primera dama”?

Queda recordar que en esos entreveros se halla la suerte del menor engendrado por los dos protagonistas de este drama (que adquiere tintes tragicómicos) y así mismo cuándo saldrá a luz la novela que el Ministro de Defensa aseguró que estaba escribiendo sobre la prisionera de la cárcel de Miraflores.

Entre tanto, otros grandes problemas quedarían en las tinieblas, como el del Fondo Indígena, caso Chaparina y otros.