Indignan los abusos, atropellos, mala voluntad y odio político que se comete con la ciudad capital, El Alto y las 20 provincias. La Paz en justas electorales dio su voto al presidente Morales y, sin embargo, como retribución, recibe mal agradecimiento y nomeimportismo. La Paz había sido cabeza de la nación boliviana, el centro articulador no solo con el resto de los demás departamentos, sino también con el Pacífico y la Amazonia. La ciudad rectora de la nación no solo era la sede de Gobierno, sino la principal referencia para todas las demás del país. El factor para esta postergación y debacle ha sido la partidocracia ineficiente y oportunista que ha reducido a La Paz a un botín electoralista para usufructuar del poder, aferrarse a ella, con el presunto tráfico de influencias, mentiras, pérdida de memoria, encubrimiento, protección, corrupción, etc.
Antes de 2006 se anhelaba la vertebración caminera; el Bala; el impulso al polo de desarrollo regional, que hubiera otorgado increíbles entradas con la perforación de pozos en Lliquimuni, que habría convertido a La Paz en productor de hidrocarburos; el camino La Paz-Cochabamba por la zona Sur, estancada; nueva Terminal de Buses, irrealizable; del Complejo Agroindustrial de San Buenaventura se decía que iba a ser polo de desarrollo del Norte, pero nada. El Gobierno del Estado Plurinacional el 16 de septiembre de 2010 aprobó el decreto 0637 que concede 306 millones de dólares para su reactivación, a la fecha no hay producción, solo señales de tráfico de influencias y otros.
El presidente Morales subestima el Palacio de Gobierno que tiene rico historial desde 1551, con estructura arquitectónica de estilo europeo y colonial, llamado también Palacio Quemado, ya que una subversión lo incendió en 1875 y por ella pasaron mandatarios ilustres, letrados e ignorantes. Se lo convertirá en museo y se destruirá inmuebles coloniales que eran del Arzobispado de La Paz, para construir edificios faraónicos de 12 pisos, llamados Casa del Pueblo y Palacio Legislativo Plurinacional, lo que es ofensivo y abusivo que afectará la estética del casco viejo de La Paz.
Una distinguida parlamentaria señaló la presión política y financiera a los gobiernos municipales y gobernaciones que no coinciden con el gobierno central, que no son apoyados económicamente por la administración estatal, como si el dinero proviniera de la billetera del Ministro de Hacienda, pese a que en realidad, el dinero proviene de los mismos municipios.
El poder central actúa como cuello de botella para quedarse con el 80% de los recursos producidos por todos los bolivianos, otorgando a los municipios únicamente el 20% e inclusive los bonos Juancito Pinto, Juana Azurduy de Padilla y Renta Dignidad salen de los recursos municipales, para luego ser utilizados en la propaganda política gubernamental.
El Gobierno pasa por alto el mandato de la nueva Constitución aprobada en su propia gestión, de construir un Estado Autonómico con competencias muy claras para cada nivel nacional y local. Sin embargo el Presidente del Estado actúa como alcalde de los 360 municipios, entregando canchitas, enlosetados sin obedecer la Constitución. Se debe recuperar la institucionalidad del país para que cada autoridad cumpla su labor dentro de su competencia.
El Gobierno a diario va entregando obras que corresponden al ámbito municipal o gobernación, es decir que el país alcanzó tal grado de desinstitucionalización que llega a afirmarse que el jefe de Estado es también el “Alcalde de Bolivia” que se entregó de lleno a la tarea de cumplir funciones de munícipes y gobernadores del país. Se añade, la ciudad transformada en su aspecto urbano está convertida en marchódromo por el atropello de marchistas, vigilias, bloqueos de calles y avenidas, obstruidas por medidas de presión de gremiales y discapacitados, dando una imagen pueblerina perjudicial para el viandante y el tráfico de vehículos.
Y, por último, por ley del Estado Plurinacional se “permite” meter dinamita a los paceños, sin advertir que dañan los oídos, destrozan las calles y hacen escapar a la población.
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