Relación entre Bolivia y Brasil tiende a enfriarse

La nueva relación diplomática entre Bolivia y Brasil comenzó con mal pie luego de la respuesta del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia al “golpe” sufrido por Dilma Rousseff este jueves en el senado de su país. Una analista brasileña prevé que el tema antidroga será fundamental en este nuevo ciclo diplomático.

En contacto con Erbol, la analista brasileña Fernanda Wanderlei, consideró que las relaciones diplomáticas entre ambos países se verán afectadas en tanto Brasil asuma una postura más dura para que el Gobierno de Bolivia haga control en las fronteras.

“Las relaciones se han enfriado y con el nuevo canciller que tiene reparos y una visión negativa de las políticas bolivarianas y del Gobierno de Bolivia y Venezuela, que además.

Según manifestó, el nuevo canciller de Brasil “se ha manifestado muy fuerte en relación al gobierno de Evo Morales y el tema del narcotráfico, porque en su opinión no se ha tenido una actitud firme para controlar el narcotráfico”.

“En ese frente, la política de Brasil va a ser presionar al Gobierno boliviano para tener una política mas firme contra el narcotráfico y el control de las fronteras”, acotó Wanderlei.

Empero, otro tema polemiza la relación bilateral tras la posesión del flamante canciller brasileño José Serra, quien se refirió en 2010 sobre el poco control antidroga del Gobierno de Evo Morales en la frontera bilateral.

Serra dijo ese año, en su carrera proselitista que uno de los males que debe enfrentar el Gobierno Federal de Brasil es la lucha antidroga que es exportada desde Bolivia.

“Creen que Bolivia podría exportar el 90 por ciento de la cocaína que se consume en Brasil sin que el Gobierno sea cómplice. Imposible. El Gobierno de Bolivia es cómplice de esto”, dijo en aquella oportunidad el canciller posesionado este jueves por el nuevo presidente interino del vecino país Michel Temer.

Un comunicado de prensa de la Cancillería del Estado Plurinacional rechazó el “golpe de Estado” que el Congreso le dio a la mandataria Dilma Rousseff, porque “se basa en la criminalización de las acciones administrativas que no ameritan responsabilidad alguna, según las propias leyes brasileras”.

“Esto demuestra una intención de dañar la democracia en un país hermano como el Brasil y desconocer los 54 millones de votos que llevaron a Dilma Rousseff a la presidencia”, agrega la nota. (Visor Bolivia)