Afectación o más rigor

Las últimas actuaciones del Gobierno dan margen a suponer que se halla afectado por dos probables extremos. De una parte, porque siente que su arraigo público se está debilitando o, de otro lado, porque se ha propuesto iniciar otra fase de su accionar, actuando con más rigor para imponer el socialismo que propugna instaurar en Bolivia.

El rechazo ciudadano que experimentó Evo Morales en el referéndum de 21 de febrero, al negarle su propuesta de modificar parte de la Constitución y, de esa manera, quedar habilitado para buscar una cuarta gestión en las elecciones generales que deberán efectuarse en 2019, no sólo el mandatario admitió que le afectó mucho personalmente.

Tuvo mayor trascendencia. El pronunciamiento, en algún sentido, ha constituido también una manifestación de que su actual gestión quedó impactada.

La popularidad se adquiere con esfuerzos y diversidad de recursos políticos, pero se la pierde, a veces, con mayor prontitud de la que puede imaginar cualquiera, empezando por el protagonista.

Cuando los hechos se presentan de ese modo, sin duda el primero en sentir sus alcances es el que resulta ser más afectado. En este orden, la conciencia suele ser mucho más fuerte que la voluntad e incluso los propios designios mentales.

Esta es una posibilidad que le esté aconteciendo al Mandatario. Pero, como no está dispuesto a la resignación, por algo quiso obtener por la vía constitucional la chance de conservar el poder por otro período más siquiera, si acaso su intención no es prolongarse mucho más en el mando de la nación, como que algunos de sus adictos han dicho que tiene que ser hasta donde le alcance la vida.

Entonces, puede que no sea precisamente porque pudiera estar sintiendo su presunto debilitamiento, sino que sus recientes manifestaciones y actos de gobierno forman parte del plan que se trazó o le han inducido a adoptar.

Es decir, profundizar el proceso en otra de sus facetas, para lo cual el ejercicio del autoritarismo sería el recurso pertinente. Y esto es precisamente lo que se estaría poniendo en práctica.

La demostración de ello, para citar sólo un caso, se puso en evidencia con las recomendaciones que tanto el Presidente como el Vicepresidente le formularon al nuevo Defensor del Pueblo.

Acerca de ello, justamente un dirigente de la oposición declaró que “el Defensor del Pueblo “murió” en términos institucionales”, porque dejó de cumplir el rol para el que se lo creó, de constituirse en pilar de la defensa de los derechos cívicos y sociales de la sociedad civil. Y que, en contraposición, pasó “a ser el defensor del MAS y vemos, con mucha pena y asombro, que quienes piden defensa hoy son el Presidente, el Vicepresidente y policías…”.

Los indicios están dados de lo que pueda ocurrir en adelante. Consiguientemente, para lo que venga habrá que estar atentos, por lo menos como observador, si acaso no como víctima.