Desesperada demanda que el Gobierno no escucha

Inenarrable es la vía crucis que vienen sufriendo las personas con capacidades distintas, tachonada de penosos episodios que marcan la insensibilidad de los gobernantes. Fueron 30 días de caminata desde la ciudad de Cochabamba hasta la sede de Gobierno y en ésta permanecen unos 20 días, en búsqueda de que el Estado Plurinacional les reconozca un humilde bono mensual de Bs. 500. Mientras los días transcurren en medio de penurias, el Primer Mandatario no se da por enterado y se niega a concederles una entrevista, pese a las continuas cartas que le ha remitido este desventurado grupo. Por supuesto, estamos ante una actitud de indiferencia y soberbia que lamentan todas las capas sociales.

No es la primera vez de dicha actitud, ni será la última. Todo el país fue testigo de la permanencia en La Paz del Comité Cívico de Potosí y sus seguidores, por más de 20 días, denuedo que resultó infructuoso para una justa demanda de obras necesarias para esa capital y provincias, sin olvidar la represión de la que fueron víctimas.

Hechos muy similares están ocurriendo alrededor de esta movilización. A diferencia de los ciudadanos potosinos que se albergaron en recintos de la UMSA, las personas con discapacidad permanecen noche y día en la vía pública a la intemperie del fuerte invierno paceño, protegidos por frágiles carpas, contando solamente con la solidaridad del pueblo paceño con auxilios de comida y medicamentos, sin cuya asistencia tendríamos que lamentar muerte, desolación y enfermedades del grupo.

Una conocida estrategia es sembrar la división en los sectores que pretenden alguna atención del Gobierno. En este caso, recurrió a sus parciales del sector y en 24 horas firmó una promesa de nada menos que 42 puntos “integrales” de presunto beneficio, pero cero en cuanto a un bono en metálico. Los movilizados lo llamaron un acuerdo con funcionarios públicos.

Frente a la afirmación de las autoridades de que las arcas nacionales no tienen capacidad para satisfacer el pedido por falta de liquidez, la ciudadanía y la opinión pública les han recordado una y mil fuentes que bien podrían atender la solicitud. Entre otras muchas, señalan sólo una parte de la costosa propaganda oficial en los medios y cómo el Gobierno destierra obligaciones que le son irrenunciables como la presente, invirtiendo recursos astronómicos en obras superfluas que no revisten ni urgencia ni llenarán necesidades vitales. He ahí los 953 millones de bolivianos en 5 edificios, a saber: Casa Grande del Pueblo (Palacio), nueva sede de la Asamblea Legislativa, edificio de lujo para YPFB (ya cuenta con otro), construcción para el Ministerio de Economía y Finanzas y por último, de momento, el Museo de Orinoca de 3 cuerpos, monumento al culto de la personalidad, con un millonario costo. Se agregan los aviones de lujo y una serie de coliseos y canchas innecesarias con sendas placas en nombre del Jefe del Estado.

Fracasaron 2 reuniones de las partes, sirviendo de lápida al problema por palabras de altos personeros el Gobierno: “Los discapacitados perdieron la oportunidad de reunirse con 5 ministros y no habrá más conversaciones”. Queda ante los ojos del pueblo una rampante insensibilidad con el sector más necesitado y preterido.