Centro paceño convertido en una letrina pública

Las paredes, el asfalto y los adoquines mojados y sucios, por orines y heces fecales, se observan en las calles del centro paceño, que se han convertido en una letrina pública, para algunos malos ciudadanos. También en estos lugares se puede advertir insoportables olores, que inundan todos los días la labor diaria de los peatones y comerciantes, dijo la vendedora de la calle Onda, Inés Huallpa.

Expresó que por lo general personas ebrias salen de los bares y pensiones, a partir de las 3.00, para hacer sus necesidades en plena vía pública, sin importarles la presencia de los transeúntes, que transitan por el sector.

Las paredes debajo del puente próximo al atrio de la basílica de San Francisco se encuentran totalmente manchadas, a pesar de que en este sector existen baños públicos.

Aseveró que el mal olor es insoportable, que muchas personas prefieren dar la vuelta para no pasar por la calle Onda ni por debajo del puente de la San Francisco.

EL DIARIO pudo corroborar que en varias zonas hay carteles de la Alcaldía de La Paz, desgastados por la humedad, que dicen “prohibido orinar y echar basura”, sin embargo pocos obedecen estos mensajes.

Los vecinos también ponen sus letreros para evitar que las personas hagan sus necesidades en las calles, pero con pocos resultados.

En un recorrido que hizo EL DIARIO observó, que no solo las personas en estado en ebriedad, hacen sus necesidades en cualquier parte, sino también los peatones que no acostumbran usar los baños públicos, lo mismos que incurren en una falta de respeto por la ciudad.

El experto en normas, Carlos Peláez, dijo que este problema es permanente y a la fecha no encuentra una solución por parte de las autoridades municipales. “La insana y fea costumbre de orinar en las calles de la ciudad de La Paz, lamentablemente se ha convertido en parte de la cotidianidad de algunas personas”.

Indicó que en pasadas gestiones la Alcaldía tuvo un programa, donde se promovían acciones para que los ciudadanos respeten su ciudad y no conviertan las calles en mingitorios, “sin embargo en esa oportunidad solamente un 30% de las personas tomaron en cuenta estas iniciativas, el resto hizo caso omiso de las mismas”.

Dijo que se ha comprobado que en su mayoría son los hombres, quienes incurren en esta acción. Muchas veces las mujeres se aguantan hasta llegar a sus hogares o a un sitio adecuado, donde puedan hacer sus necesidades tranquilamente y en la intimidad.