Trinidad, capital del Beni, 330 aniversario

Desde las 13.700 leguas cuadradas, y bañada por 34 ríos navegables, avanza desde las últimas estribaciones del macizo andino, hasta el azul Atlántico, el oquedal milenario de la Moxitanía, selvas amazónicas hileas con catedrales vegetales y pampas esmeraldinas, besando el cielo en lontananza. Fue el escenario donde desde hace 330 años, se plasmó una realidad más allá de la fantasía, más plural que la flora y fauna de sus recursos, más rica en etnias que sobrepasan de las 30 sociedades tribales, que hicieron de esta vasta región del mundo una de las más extraordinarias civilizaciones precolombinas, descubiertas en el sexto decenio del Siglo XX.

Asombró por su excelsitud y grandeza de sus obras civiles de ingeniería en una ecuación de aguas, tierra e imaginación inteligente para domeñar las inundaciones y sequías que azotaban esos territorios del imperio de Paitití, por lo que se bautizó con el nombre de “Civilización Hidráulica” de Moxos. Lomas, lagunas y terraplenes artificiales que abarcaban cientos de kilómetros, donde miles de mojeños trabajaban en la agricultura clásica, hace más de mil años.

Epinicios vienen resonando en las selvas, ríos y pampas de este vibrante y sonoro escenario de cientos de gestas, como la “Cauchera”, aventuras y heroicas rebeliones contra el yugo español, explotaciones de riquezas desde la quina, la siringa, el caucho, maderas, increíble fauna piscícola y minerales, desde hierro, diamantes, hasta casiteritas y oro. Castañas, palmeras, y rica la ambrosía y cornucopia.

En 1683, C. Barace viajó a Santa Cruz y arreando trajo ganado vacuno, hoy origen de su riqueza pecuaria. Cuando el 28 de junio de 1675 llegaron los padres jesuitas desde Santa Cruz hasta el río Mamoré, en pleno Moxos, se desplazaron luchando contra todos los obstáculos imaginables, en esas latitudes ignotas y muy buscadas que habían rechazado, en casi un siglo, expediciones como intentos de conquistarlas; desde religiosos, militares, gobernadores y audaces capitanes fracasaron en más de treinta.

Las puertas de este edén se abrieron a los padres S.J. Pedro Marbán, S.J. Cipriano Barace M. y el Padre Joseph del Castillo. A los 7 años el padre P. Marbán fundó la primera misión en 1682, Loreto, y a 11 años de su arribo, Cipriano Barace fundó la segunda misión bajo la advocación de la Santísima Trinidad, en 1686. Es fecha movible, y coincide con la siguiente semana de Pentecostés, se celebra su fiesta. Se fundaron 15 misiones jesuíticas, forjaron la institucionalidad colonial de España en Moxos, y fue el códice cultural más esplendoroso del Siglo XVIII (de 1675 a 1767 llegada y expulsión de los padres jesuitas). Los siete dones de esta divinidad, del cristianismo, les fueron imprescindibles para esa epopeya de la evangelización y sus efectos hasta hoy. En sus 330 años de historia, ¡felicidades!