Represión y escasez en Venezuela

Registradas en Venezuela cerca de 2.000.000 de firmas para promover un referéndum revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro, en vista de la debacle económica en que se halla el otrora rico país caribeño, situación a la que se agrega un régimen casi dictatorial, el Tribunal Electoral puso en duda la autenticidad de las firmas, dando largas a la consulta popular. La oposición unida de Venezuela activó entonces masivas movilizaciones de sur a norte, duramente reprimidas por la Policía Militarizada y la Policía Nacional Bolivariana, marchas en las que los propios líderes opositores fueron atropellados.

Para acallar la eclosión social el Gobierno decretó Estado de Excepción Nacional y Emergencia Económica con carácter permanente, pese a que la Constitución no lo permite. Clara muestra de continuismo y avasallamiento de las instituciones democráticas.

Sin embargo, la oposición desafió esas medidas y volvió con fuerza a las calles al día siguiente de los decretos; el régimen no cejó en recurrir a la violencia. El pueblo venezolano terminó aprendiendo el uso de la calle como medio de protesta.

El pueblo venezolano supo reaccionar ante los apoyos al chavismo, perdió el miedo y recuperó la protesta, aun frente a las bajas en sus filas y a cientos de detenidos. Las juventudes fueron la punta de lanza y sembraron valerosamente el ejemplo.

La mayoría opositora en la Asamblea Nacional rechazó los decretos de Excepción y Emergencia, pero el aparato judicial convertido en contrapoder legislativo mantuvo vigentes las decisiones del Ejecutivo y continuando con su postura anti institucional prepara una especie de destitución de la Directiva de la Asamblea Nacional como ha denunciado su presidente Henry Ramos Allup. De ese modo el Tribunal Supremo -anulada su independencia- es un mecanismo más de la represión, al igual que lo ocurrido en el resto de países militantes del Socialismo del Siglo XXI.

Ante la casi inminente pérdida de estabilidad del presidente Maduro por obra de su aferramiento al poder no obstante las condiciones adversas, recurre ahora a la estratagema de la amenaza externa que califica como acoso “diplomático” y “militar”. Asegura que Venezuela se halla amenazada. En sus últimas intervenciones ha proclamado una “movilización masiva” de los venezolanos para repeler una supuesta intervención extranjera.

Muy sensible el cuadro que ofrece la Patria del Libertador, sometida a un racionamiento energético sin precedentes en la región. Al presente se ha dispuesto que el trabajo administrativo estatal se realice sólo la mitad de la semana, para ahorro de electricidad. Duro ejemplo de una nación que por obra de medidas desaprensivas dirigidas al contentamiento de sus seguidores y a la magnificencia de dádivas a los gobiernos populistas, quedó sumido en la desesperanza económica. El Gobierno boliviano tuvo su parte en el repartimiento, aunque algo tarde no dejó de recibir la factura.