La voluntad

En primer término se puede decir que los filósofos consideran la voluntad como eje o corazón de todas las fases del poder personal. Otros aseguran que no es posible negar la posición que ha ocupado y ocupa el poder de la voluntad, en la vida del hombre de todos los tiempos.

José Ingenieros decía: “La voluntad se prueba en la acción, en la decisión de lograr algo de lo que nos proponemos. Los holgazanes no emprenden nada. Si algo comienzan, obligados por las circunstancias, nunca llegan al término de su obra. Vacilan y dudan; tropiezan y caen”.

Hay cosas en la vida que nos parece que son imposibles de realizar, esto es, por falta de voluntad. Los hombres carecen de voluntad, nunca dicen “hago”, que es la fórmula del hombre sano; prefieren decir “haré”, que es el lema de la voluntad enferma.

La voluntad significa entusiasmo, acción, trabajo. Todo hombre de acción, es un hombre que posee voluntad más o menos firme, pero voluntad al fin.

Podemos considerar como elementos de la voluntad: la resolución, el juicio, el deseo, la creencia; como facultades: la energía activa, esfuerzo, costumbre, persistencia y, por último, la personalidad.

Debemos tener fe en el propio yo, en lo que somos en el presente, y en lo que podemos llegar a ser, si se lo propone la voluntad.

Fothergil dice: “La fuerza de voluntad es una de las principales dotes naturales y uno de los más hermosos resultados de la autoeducación”.

La niños y los jóvenes deben estudiar con voluntad y esfuerzo, para realizarse a sí mismos. Deben tener presente que los grandes hombres surgieron venciendo todas estas circunstancias; gracias a ese espíritu de superación, gracias a su fuerza de voluntad, hoy son altos valores de la humanidad, dignos representantes de la sociedad.

Los valores constituyen el sustento que orienta la conducta de las personas.

Uno de los valores más importante y fundamental en nuestra vida es la voluntad.