El servicio diplomático de Bolivia tiene todas las características de institución feudal por su concepción y sus actitudes prendidas al tiempo. Sus espacios son propiedad de los presidentes del Estado y de élites políticas influyentes para premiar a familiares y amigos.
Bolivia muy pocas veces ha tenido negociadores competentes en materia de política internacional y peor aún en cuanto a comercio exterior. En gran medida las pérdidas territoriales son parte de sus fracasos. En materia económica, de modo general, estos gestionamientos han estado directamente a cargo de presidentes, ministros de área o frondosas delegaciones que han negociado ayudas y créditos externos, muchos de éstos en condiciones onerosas o alegremente contraídos para hipotecar por muchos años los bienes del país y el bienestar de su pueblo.
¿Cómo diseñar la Bolivia Productiva si no tenemos a quiénes vender? Cómo alcanzar niveles de exportación si no conocemos los mercados vivos o potenciales allí donde radican nuestras embajadas y consulados? Se sabe poco o se desconoce la regla de oro: “primero vender, luego recién producir”.
Con un servicio diplomático mediocre, sin reflejos de creatividad para mostrar en vitrina nuestros atractivos turísticos, nuestras potencialidades naturales para invertir, las ventajas de mano de obra y las ventajas comparativas de Bolivia, ¿cómo ir con pasos seguros a un crecimiento sostenido de nuestra economía?
Es indudable que este gobierno tiene la obligación, el deber de cambiar de filosofía, la conducta y las estructuras de nuestra Cancillería para acomodarla al mundo moderno de las relaciones internacionales que implican prioritariamente negocios bi-laterales y multilaterales en los marcos de la integración regional y la globalización, las que fundamentalmente tienen altos ingredientes de inversión de capitales, comercio exterior y particularmente marketing internacional para posibilitar la recomposición de nuestra armazón productiva.
Desde luego, no se trata de estigmatizar a nadie en particular, sino al sistema CADUCO que está perjudicando a la Bolivia Productiva, en cuyo contexto ese sistema es un componente de alta prioridad para satisfacer su expansión industrial y comercial. También entendemos que la culpa es de los gobiernos que han estado viviendo a espaldas de la realidad, de donde este sistema ha persistido en desenvolverse en estado feudal, con la idea de que las francachelas y la holganza resumían sus funciones en el exterior.
Necesitamos un servicio diplomático más sensible al relacionamiento comercial e industrial entre los países donde se encuentran nuestras representaciones diplomáticas y el nuestro. Necesitamos que la Cancillería trabaje de la mano con las instancias públicas y privadas de inversión, comercio exterior grande, mediano y pequeña industria, incluyendo al segmento artesanal, para forjar, en el conjunto, políticas de Estado orientadas a mejorar la balanza comercial y el aparato productivo de Bolivia.
La Cancillería de tipo feudal es urgente que se trasforme en un brazo dinámico de la Bolivia Productiva con la que ya debemos arrancar. Es necesario preparar aceleradamente recursos humanos para identificar nuevos mercados, detectar inversiones flotantes, inducir negocios en el escenario donde se encuentren las representaciones diplomáticas con nuestro país.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |