La crisis judicial y la nueva Cumbre

La crisis de la justicia y del Órgano Judicial se origina en causas que vienen de muchos años, siendo varios los intentos para darle solución, basándolos en la creencia de que el problema se podía resolver con la sola modificación de leyes. Entre los últimos intentos se halla el Plan Sectorial de Justicia Plural de 2012 que contiene 6 puntos estratégicos, que responden a iniciativas ya efectuadas que no dieron resultados importantes.

En diciembre de 2012, se realizó la Primera Cumbre Judicial Plurinacional, la misma que no logró analizar el problema en sus aspectos básicos y las causas de su origen, por lo que se redujo a un simple intercambio de ideas y criterios sobre cómo mejorar la situación de la justicia y el sistema judicial. A 3 años y medio, no se conoce si se aplicaron las recomendaciones.

Hoy la nueva Cumbre fijó ejes temáticos similares, por lo que debería conocer resultados para no continuar repitiendo declaraciones que no lleven a soluciones. Además el Tribunal Supremo ha encomendado a consultoras privadas la elaboración de lo que denominan: “Plan Estratégico Institucional del Órgano Judicial”. La Cumbre también debería conocer estos planes, su aplicación, resultados y obstáculos para su implementación.

Lo apuntado nos lleva a manifestar que mientras no se efectué un tratamiento integral del problema y no se haga un diagnóstico de la situación, con el análisis y evaluación de los planes y procesos de cambio anteriores, estableciendo las razones por las que se fracasó en el intento de cambio de la justicia y su administración, seguiremos camino a no solucionar en su integridad el problema que requiere además de una visión y análisis multidisciplinario. Sin duda alguna la corrupción y la retardación no se solucionarán con medidas que no consideren específicamente el factor humano, cualquier sistema de control o la sola creación de mayores juzgados, será insuficiente o vano si no se logra cambiar la conducta y formación humana, es importante rescatar al ser humano como centro de la solución.

La nueva Cumbre en su nacimiento adolece de un criterio de amplitud, por la prensa nos informamos que en el desarrollo de las pre-cumbres se llegó al extremo de tratar de impedir la participación de Magistrados (pre cumbre de Cochabamba); no hubo participación abierta y sólo se consideran los 6 ejes temáticos propuestos por el Ministerio de Justicia, cuando se requiere de un debate amplio sobre los motivos de la crisis y las medidas para su solución.

Las informaciones periodísticas sobre las pre-cumbres nos están mostrando un escenario donde se repetirán las declaraciones de siempre, lo importante hubiese sido que se inicie un proceso destinado a cambiar integralmente las viejas prácticas de administración de justicia. Debemos estar dispuestos a dar independencia al Órgano Judicial eliminando su dependencia del poder político y a un verdadero cambio del sistema judicial.

Cada sector participante anuncia que presentará a la Cumbre un determinado proyecto de Ley, al final resultará un enjambre de leyes que sin estudio solo crearán un nuevo problema, la confusión y caos normativo. Ante estos antecedentes señalaremos algunos aspectos útiles a la reforma judicial, la que básicamente primero tiene que definir la clase de justicia que queremos, qué busca y requiere el país y segundo, contar con el aspecto que ha faltado en todos los intentos anteriores, la voluntad política de cambiar o reformar nuestra justicia y su administración. Especial y necesariamente la voluntad política de parte del Ejecutivo y Legislativo para hacer posibles las transformaciones necesarias y propuestas. Si bien se llegó al mandato legal que proclama “todos somos iguales ante la Ley”, falta establecer y acordar que “la Ley es igual para todos”, principio básico de la Justicia y de un Estado verdaderamente democrático. La voluntad política debe ser necesariamente acompañada por los operadores de justicia, que son quienes podrán poner en vigencia los cambios.