Donde todos piensan igual… nadie piensa

La libertad de pensamiento está indisolublemente ligada a la libertad de expresión. Y desde la primera Constitución boliviana, hasta la actual, siempre se ha garantizado este derecho.

Recordemos que la primera Constitución política de 1825, en su artículo 150 decía: “Todos pueden comunicar sus pensamientos de palabra o por escrito, y publicarlos por medio de la imprenta, sin previa censura…”.

Y la actual Constitución (promulgada el 7 de febrero de 2009) señala en su artículo 106 parágrafo II: “El Estado garantiza a las bolivianas y bolivianos el derecho a la libertad de expresión, de opinión y de información… y el derecho a emitir libremente las ideas por cualquier medio de difusión, sin censura previa”.

Asimismo, el parágrafo III dice: “El Estado garantiza a las trabajadoras y los trabajadores de la prensa, la libertad de expresión, el derecho a la comunicación y a la información”.

Sin embargo, la libertad de expresión siempre ha sido incómoda para los gobiernos de turno, porque la prensa informa (generalmente) lo que no les gusta escuchar a los gobernantes.

En casi todos los gobiernos, las autoridades no han visto al trabajo de la prensa como un feedback de la labor gubernamental, sino como una crítica infundada a la que hay que demoler.

A veces, las hegemonías políticas pretenden también uniformar los pensamientos y las expresiones y éste es un error. Se debe reconocer el derecho a la diferencia. No todos estamos de acuerdo, no todos pensamos igual y eso no debería incomodarnos.

No olvidemos que “si pensamos y no decimos lo que pensamos, estamos en el mismo nivel de los que no piensan”.

(*) Director de Xperticia, empresa de asesoramiento y capacitación en Comunicación.

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