En una década de celebración ininterrumpida, la Larga noche de museos de La Paz ha logrado transformar añejos claustros reservados para una élite en activos espacios de intercambio cultural con la población. Tras posicionarse como la movida cultural más apreciada por los paceños, una vez más las calles y principales escenarios se vieron abarrotados de gente, que con mucha paciencia, hacía largas filas para entrar a los diferentes museos y salones de arte.
La población, además, disfrutó de los escenarios al aire libre en el cuál hubo conciertos de música, obras de teatro, presentaciones de títeres, tertulias sobre literatura entre otros espectáculos que por la cantidad de personas tuvieron que cortar el paso a los motorizados.