Tanto el gobierno como el sector privado deben tomar conciencia sobre la urgente necesidad de reemplazar -siquiera en parte- los menores ingresos por las ventas de gas, y, además, asumir varias conductas que permitan mayores ingresos que contribuyan al desarrollo. Al respecto, el presidente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, ha expresado conceptos muy claros sobre lo que tendría que hacerse con miras a lograr mayores ingresos.
Es preciso tomar conciencia de una realidad vivida por todos los países del mundo, especialmente en períodos críticos de la economía: producir más con miras a cubrir el mercado interno y exportar los excedentes que, en todo caso, deben superarse cuantitativa y cualitativamente; solo así se habrá logrado no solamente ampliar los horizontes de la producción sino mejorarla sustancialmente y, además, proveer de más empleo a una población que vive pendiente de lograr situaciones de trabajo permanente y que responda a cubrir las más premiosas necesidades.
El IBCE anota: “Para reducir el impacto negativo de la caída de ingresos por exportación de hidrocarburos y minerales, el gobierno debe disponer la liberación irrestricta a la exportación de alimentos, bajo un acuerdo previo entre productores e industriales que garantice el abastecimiento del mercado interno”. Sostuvo que el gobierno, cubierta la demanda interna, “no debería impedir la salida de los excedentes, a fin de que con el incremento de la producción exportable y, con la exportación de ello, se amortigüe en parte la reducción de ingresos provenientes de la venta externa de los recursos extractivos no renovables”.
Como medidas colaterales, señala la urgencia de disminuir la presión fiscal de la administración tributaria; sostuvo que es preciso “retornar a la racionalidad de la contribución justa y equitativa sobre la base de la producción y el ingreso”. Se añadió que el “ingreso fiscal no puede estar sustentado en multas e intereses que excedan en varias veces el tributo que se pretende cobrar, muchas veces a consecuencia de juicios subjetivos sobre la interpretación de una enmarañada normativa, modificada cientos de veces por decretos y resoluciones, hasta contradicciones alejadas de los principios tributarios”.
El IBCE llama también la atención sobre el riesgo de “fundamentar el crecimiento del PIB en el consumo interno, los subsidios estatales, la inversión pública y endeudamiento externo condicionado, cuando lo idóneo para la sostenibilidad y crecimiento económico a largo plazo es la producción y exportación competitiva, el empleo productivo, la inversión pública y privada concertada y la seguridad jurídica”. Finalmente, sostiene el IBCE “La inversión pública debe ser reorientada a sectores estratégicos transversales de la economía como hidrocarburos, energía, infraestructura vial, comunicaciones y tecnología haciéndola más intensa en educación, salud y asistencia social”. Habría que tomar conciencia sobre lo planteado por el IBCE partiendo de una liberación total a las exportaciones.
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