A León quieren darle muerte civil

Cuando Carlos Valverde nos hizo conocer la noticia bomba de que Evo Morales había seguido poblando el mundo, todo estaba claro, el certificado de nacimiento de Fidel Ernesto Morales Zapata; el presidente admitió su paternidad, que evidentemente había tenido hijo con Gabriela Zapata, pero, según él, murió.

El ministro Ferreira, en cambio, afirmó categóricamente que el hijo vive, es más, dijo que estaría por sus ocho a nueve años. Ramón Quintana admitió que hubo una relación íntima entre Morales y Zapata, pero desconocía lo del hijo.

El cruce de palabras sentimentales y de preocupación, difundido por varios medios, entre Gabriela Zapata (“…por favor, amor, ve la noticia de Carlos Valverde, es recalcitrante, no puedo dormir, salió el tema del niño, por favor, toma cartas en el asunto, parecen que quieren afectar la imagen del sujeto… Lo llamo?”, y Ramón Quintana (“…estoy viendo de controlar eso, la noticia está fundada en tal sentido que sólo tú puedes parar esto…”) ponía en evidencia que aquí también había relación íntima y fuego ardiendo.

Después de lo señalado y mucho más, Ramón Quintana negaría completamente, como Pedro a Jesús, sosteniendo que “…no la conozco, nunca la he visto, nadie me la ha presentado, jamás se ha cruzado por mi camino…”; obviamente el pueblo boliviano no cree estas afirmaciones, por sentido común.

Más adelante, Gabriela Zapata afirma categóricamente que se ha embarazado dos veces para Evo Morales Aima, pero éste, por las circunstancias que pasaba ya no quería tener más hijos y era necesario resolverlo.

Lo paradójico es que Ramón Quintana no conocía para nada a Gabriela Zapata, pero sí conocía que había una organización criminal en el interior del Ministerio de la Presidencia a la cabeza de Gabriela Zapata y la señora Choque; esto es una afrenta a la inteligencia de los bolivianos.

En una de sus últimas intervenciones, Zapata sostiene que ella no hizo contratos con CAMC; los que hicieron fueron los del gobierno y ella cumplía sólo los mandatos; en realidad toda la información salió del propio gobierno, no de otra fuente, por lo que hoy no pueden negarse o desdecirse, en un intento de querer ocultar lo manifestado con mucha propiedad, en calidad además de autoridades gubernamentales (en última instancia la señora Gabriela Zapata es también del equipo de gobierno, políticamente hablando).

Hay que recordar que Gabriela Zapata tiene un auto de más de 150 mil dólares, vivía en la mansión del ex ministro extinto Guillermo Fortún, hizo contratos con CAMC de China por un monto que pasa los 500 millones de dólares; la pregunta del siglo es ¿cómo pudo obtener tan rápidamente semejante cantidad de dinero una chiquilla que tiene menos de 30 años, además sin siquiera tener título?

La respuesta está clara a kilómetros, esa plata es de los bolivianos y alguien o algunos la han proporcionado en una especie de acrobacia económica, malversando la plata de millones de bolivianos, que los fiscales y jueces encargados del caso no quieren investigar, por estar en el bolsillo de los gobernantes y con negociados especiales, porque en caso contrario ya hubieran convocado con apego a las normas y la Constitución en fila a los involucrados (Evo Morales, Ramón Quintana, Gabriela Zapata, personeros de la CAMC mínimamente), hasta llegar a la verdad.

No conocemos en qué circunstancias se acercó para ser abogado defensor de Gabriela Zapata, Eduardo León, lo que sí está claro es que éste estaba arando acertadamente en la llaga de los gobernantes en casos emblemáticos de corrupción, como el caso del Fondo Indígena, que sangraba cada día al gobierno y lo sigue sangrando.

En el imaginario de los bolivianos sigue siendo inaceptable, imperdonable, la desaparición de más de mil millones de bolivianos como si nada; pero está descubierta la punta del uvillo, son los masistas, es el gobierno responsable de lo mencionado.

Por eso algunos cachorros de la corrupción están en la cárcel pero no las pichichas, no peces gordos que siguen paseando por la plaza Murillo, por los pasillos del Órgano Legislativo y Ejecutivo riendo y felices.

Aquí hay que reconocer el trabajo de Eduardo León, se puso pantalones, y es hombre de pantalones (por lo menos hasta ahora); más allá de la radionovela de Gabriela Zapata (hijo, no hijo, trata, no trata de niños), el ataque gubernamental es aquí; que ningún abogado más se atreva a investigar corrupciones, inmoralidades y mentiras del actual régimen.

A Eduardo León quieren darle escarmiento, muerte civil, para que ningún abogado más saque la cabeza; y esto, no se lo puede aceptar, porque es repugnante, es humillante, fuera de toda lógica normal; es momento para que el pueblo, el soberano pare todas estas perversiones de un puñado de mal habidos, que se han apoderado del gobierno circunstancialmente.