Según el Movimiento Al Socialismo la denuncia referida a un hijo producto de la relación Evo Morales-Gabriela Zapata y el tráfico de influencias que haría generado, determinó el contraste del referéndum del 21 de febrero pasado al menoscabar la imagen del Primer Mandatario a pocos días de la consulta, revelación que hechos posteriores supuestamente la presentarían como falsa.
Esta afirmación tendría asidero si las gestiones del binomio gobernante hubiesen navegado sobre aguas fructuosas conducentes a puertos seguros para el país, pero la realidad es muy distinta a causa de la corrupción y de una administración deficiente que, de todos modos, perfilaban un contraste como el ocurrido. Vayamos a cuentas, sin que sean cosecha propia: El Fondo Indígena, las barcazas chinas, las empresas estatales improductivas, las contrataciones de obras y emprendimientos millonarios sin licitación, la elección de magistrados que viene envileciendo más a la Justicia, la discriminación a la inversa, la intolerancia, un mayor distanciamiento Oriente-Occidente en el país, etc. Como no puede ser de otra manera, este cuadro nada favorable dimana de una falta de honestidad, ética y eficiencia en el manejo de los intereses colectivos.
Ahora bien, el regreso de Carlos Valverde sobre su inicial denuncia -váyase a saber el verdadero origen del retracto- no avala por sí mismo la inexistencia del menor en cuestión, tampoco lo puede evidenciar la sentencia de un juzgado de menores conociendo la genuflexión del aparato judicial. El primer mandatario admitió el alumbramiento y habría tenido lugar el reconocimiento legal del niño –acto no impugnado hasta la fecha- abonando la versión de la existencia que, junto a la relación de marras, traería aparejada el resto de la acusación del periodista. Las dudas sólo podrán disiparse si se planteara una investigación imparcial y garantizada, cosa no ocurrida hasta el presente.
El oficialismo echa mano a un recurso político cuando propala que la “mentira” -como ahora la llama- sobre la compleja cuestión causó la frustración en las urnas de la reforma del Artículo 168 de la CPE, que perseguía hacer viable la doble elección del presidente y vicepresidente. Empero, cuando se dispone de todos los medios y recursos del poder es fácil tornar la mentira en verdad y viceversa, y este caso se insinúa como uno de ellos. Entonces, procede deducir dónde se encuentra la mentira.
Lo anterior confirma el pretexto tendente a posibilitar un nuevo referéndum o “segundo tiempo” para lograr la anticonstitucional y antijurídica convocatoria a una repetitiva consulta. El irrisorio plan oficialista se ha dado también en denominar un “resarcimiento” al presidente Morales por el daño electoral que le habría inferido la señalada denuncia, apelación que denota una vez más que el mando del país es una suerte de derecho patrimonial del señor Evo Morales.
Sin embargo, el sentido común de la ciudadanía es que estamos en presencia de un subterfugio orientado a la reproducción indefinida del poder y a mitigar la angustia de perderlo, aflorando muchos motivos de investigación de los 10 años de Gobierno del MAS y de los “movimientos sociales”.
La maniobra puede producir efectos entre los seguidores del presidente en el campo, pero no en el resto del electorado, además que un nuevo referendo sobre el mismo tema contra viento y marea, entraña el riesgo de ahondar con mucho el contraste experimentado anteriormente, siempre y cuando no se ponga en juego la adulteración del voto. Se puede engañar a muchos una y otra vez, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.
El autor es abogado y escritor.
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