Prosiguiendo con el tema de los recursos hídricos del país, cabe señalar que debido a la irregular distribución de las precipitaciones pluviales, y en función de la magnitud de las cuencas receptoras, se puede indicar que la macrocuenca del Amazonas tiene la mayor disponibilidad de aguas superficiales, y la macrocuenca del océano Pacífico la menor. Se estima que por la macrocuenca del Amazonas fluyen 180.000 millones de metros cúbicos al año (Mm3/año), por la macrocuenca del Plata 22.000 Mm3/año (Datos Montes de Oca y Jorge Urquidi).
La macrocuenca del Plata, que es compartida por Brasil, Bolivia, Argentina y Uruguay, y en nuestro territorio cubre los departamentos de Potosí, Oruro, Chuquisaca y Tarija tiene enorme importancia para los departamentos de Chuquisaca y Tarija y los problemas transfronterizos requieren especial atención.
Particularmente en este breve artículo me interesa destacar la importancia de la cuenca del Pilcomayo, la que, según datos del Ing. Antonio Bazoberry, su caudal es de 6.000 millones de m3/año lo cual permitiría satisfacer la demanda para riego de mínimo 320.000 Has. En tanto que la subcuenca del Pilcomayo es de 23.210 Km2 aporta con 2.000 millones dem3/año, y se calcula que puede producir aproximadamente 2.300.000 Kw de energía hidroeléctrica.
Entre los años 1975 -77 se llevó a cabo un estudio para el “Desarrollo de una Cuenca Hidrográfica Multinacional - Plan para el Uso Múltiple del Pilcomayo (Argentina, Bolivia, Paraguay), el cual fue financiado por el BID”.
“El estudio de la Cuenca del Río Pilcomayo se llevó a cabo para encontrar formas de regular y desarrollar el río Pilcomayo y su cuenca trinacional de 272.000 Km2. El DDR ayudó al Instituto Nacional de Ciencia y Técnica Hídricas (INCyTH) de Argentina, a la Subsecretaría de Asuntos Económicos del Ministerio de Relaciones Exteriores del Paraguay, y al Ministerio de Transporte, Comunicaciones y Aeronáutica Civil de Bolivia a preparar propuestas por un total de 1.070 millones de dólares en inversiones para generación hidroeléctrica. Además de ocho presas, el equipo de estudio también propuso proyectos de riego, planes de desarrollo agrícola y programas de desarrollo ganadero. Los tres gobiernos solicitaron un estudio de seguimiento (1979-80) de un área tripartita más pequeña dentro de la cuenca, en el que se propuso una inversión adicional de 380 millones de dólares” (Fuente: Informe BID).
Como señala una parte del informe: “En el diseño de un estudio tan ambicioso debe considerarse factores de tipo político, económico, físico e institucional”.
Como señala otra parte del informe: “También debieron tomarse en cuenta los acuerdos existentes que reglamentan el uso del agua en las cuencas del Pilcomayo y del río de la Plata. Existían acuerdos de este tipo entre Argentina y Bolivia (1971) y entre Argentina y Paraguay (1958,1967 y 1971), pero no entre Bolivia y Paraguay”.
En junio de 2013 el periódico El Deber informaba: “el otrora caudaloso río Pilcomayo ahora agoniza. Cada año se secan 5 Km y la pesca se redujo un 92% en la última década. Desaparece el sabroso sábalo. 12.000 indígenas sufren y empiezan a talar los bosques del Chaco boliviano”.
Una expedición de investigadores que realizó el recorrido concluye: “El Pilcomayo, al pertenecer a tres países y a varios municipios, no ha encontrado un plan estratégico para que curen sus heridas y luchen por su supervivencia. Lo que se hizo hasta ahora, fueron programas aislados, esfuerzos separados, pese a que existe una Comisión Trinacional de la que las cancillerías de las tres naciones forman parte”.
Claramente, en el transcurso de los últimos 35 años, después de ese importante acuerdo y proyecto, algo no funcionó bien y se desató una catástrofe ecológica, con un enorme daño a miles de personas, particularmente indígenas que ahora perecen o migran por falta de alimentos.
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