ESPECIALES
• Hay carencia de inversiones para abrir más puestos laborables
Bolivia se encuentra al inicio de la segunda fase del bono demográfico, lo que muestra el papel preponderante que tiene la población joven en tanto se hagan inversiones adecuadas en capital humano y empleo de calidad, para que la oportunidad demográfica realmente se convierta en un bono económico.
Por ello tiene importancia conocer la situación actual de los jóvenes y su contribución a la economía. De acuerdo al Censo 2012, casi un tercio de la población joven, vale decir que más de 3.034.404 personas tienen entre 14 y 29 años. La proporción es superior a los niños de 0 a 13 años y ligeramente inferior en el grupo de adultos de 30 a 64 años de edad.
Para facilitar el análisis se divide la cohorte de jóvenes en tres subgrupos de edad: el subgrupo uno, de 14 a 17 años, incluye a los jóvenes que deberían hallarse insertos en la educación secundaria; el subgrupo dos, de 18 a 24 años, que considera a los jóvenes en edad de asistir a la educación superior; y el subgrupo tres, de 25 a 29 años, integrado por jóvenes que estarían en el mundo laboral. El subgrupo de jóvenes entre 18 a 24 años es el más numeroso y representa aproximadamente el 50% del total de la población joven (1.426.102). Tres de cada cuatro jóvenes reside en el área urbana, análogamente dos de cada cuatro jóvenes residen en una de las tres regiones metropolitanas. Lo último significa que el 50% de los jóvenes se distribuyen entre las regiones metropolitanas de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, y el 50% restante en el resto del país.
Los jóvenes que residen en la región metropolitana suman un total de 1.490.475 al 2012. De ellos, el 36% vive en la región metropolitana de La Paz, el 24% en la de Cochabamba y el 40% en la de Santa Cruz.
La mayoría de los jóvenes de 18 a 24 años está concentrada en las metrópolis de La Paz y Santa Cruz, en especial en esta última, con casi el 20% del total de los jóvenes a escala nacional.
SITUACIÓN DE LOS JÓVENES
Considerando que dos de cada cuatro jóvenes de Bolivia reside en una de las tres regiones metropolitanas, es interesante indagar el perfil de los jóvenes en cuanto a su participación en el mercado de trabajo y su capital humano, traducido en formación educativa. Para tal propósito, se ha construido una categorización de jóvenes que toma en cuenta exclusivamente estos aspectos y da por resultado cuatro grupos: los jóvenes que trabajan y estudian, los jóvenes que solo trabajan, los que solo estudian y los jóvenes que ni estudian ni trabajan, comúnmente denominados “ninis”.
La distribución de estas categorías en el conjunto de las regiones metropolitanas muestra que el 44% de estos jóvenes solo se dedica a estudiar, un tercio de los jóvenes solo trabajan, un 12% estudian y trabajan a la vez, y el cuarto subgrupo (12%) son jóvenes que ni estudian ni trabajan (”ninis”), que suman más de 180 mil personas.
La tasa global de participación de los jóvenes es de 44% o, lo que es lo mismo, más de cuatro de cada 10 jóvenes que residen en la región metropolitana está trabajando o buscando activamente trabajo.
Una mirada por subgrupos etarios de estos jóvenes permite comprender las variaciones que tienen estas categorías, ya que los jóvenes de 14 a 17 años no tienen el comportamiento de la cohorte de edad inmediatamente superior y menos el comportamiento de la cohorte de 25 a 29 años de edad.
El subgrupo de 14 a 17 años tiene una baja participación en el mercado laboral. Alrededor de uno de cada 10 jóvenes en este tramo de edad estudia y al mismo tiempo trabaja. La proporción de jóvenes que solo trabajan o ni estudian ni trabajan es incipiente. El 87% restante continúa estudiando en el nivel secundario.
Esta situación estaría reflejando una mayor inclinación a la permanencia escolar en las regiones metropolitanas del país, dada la notable diferencia con los promedios nacionales de cobertura educativa que alcanzan menos del 80%.
En el siguiente subgrupo de edad la situación cambia sustancialmente. Los jóvenes de 18 a 24 años que solo estudian se reducen a cuatro de cada 10 y la proporción de jóvenes que estudian y trabajan prácticamente se duplica.
Sin embargo, los datos más destacados son que tres de cada 10 de estos jóvenes ya no estudian y solo trabajan, y algo más de un joven no estudia ni trabaja, lo cual lo hace candidato a la marginación social que puede derivar entre otras cosas en la delincuencia. La situación se acentúa en el subgrupo de 24 a 29, donde dos de cada 10 no estudian ni trabajan.
¿Qué ocurre en las distintas regiones metropolitanas? La región metropolitana de La Paz es la que tiene más jóvenes que estudian y trabajan: casi 15%. En la región metropolitana de Santa Cruz hay alrededor de cuatro de cada 10 jóvenes solo estudiando, en tanto que en la región metropolitana de Cochabamba están en esta situación cinco de 10.
La proporción de jóvenes que trabajan en las tres regiones es similar, alrededor del 30%. Sin embargo, el dato que llama más la atención es la elevada proporción de “ninis” en la región metropolitana de Santa Cruz, casi un 15%, que en valores absolutos significa aproximadamente 87 mil jóvenes que no estudian ni trabajan.
Una de las consecuencias del crecimiento económico es que los jóvenes abandonan los estudios, porque obtienen mayores beneficios a corto plazo entrando con mayor anticipación al mercado de trabajo que invirtiendo tiempo y dinero en su educación.
Se trata de un problema de costo-beneficio en el que las necesidades económicas presentes impiden una inversión de larga maduración, como es la educación. La consecuencia de este fenómeno es una alta vulnerabilidad de la población joven ante los ciclos económicos, dado que sus ingresos tienen una alta dependencia de las condiciones coyunturales y no tanto de sus niveles de productividad y capacidades desarrolladas a través de la acumulación educativa (Gray Molina, 2013).
LOS ”NINIS”
No cabe duda que el problema de los “ninis” compromete el desarrollo humano sostenible, en virtud de que la inactivad de las personas jóvenes, en edades clave para el desarrollo de su capital humano y capacidades laborales, compromete no solo a sus actuales condiciones de vida y expansión de capacidades, sino también su situación futura. En el marco de las oportunidades demográficas, la presencia de “ninis” dejaría de representar un bono, convirtiéndose más bien en un pasivo para la sociedad y economía.
No se trata solo de ineficiencia económica, sino también de problemas de cohesión social e inseguridad ciudadana, ya que la inactividad de los jóvenes puede vincularse con mayores niveles de criminalidad.
Los jóvenes que no estudian ni trabajan representan un bajo porcentaje del total. Sin embargo, una vez que se desagregan los datos se puede ver que existen proporciones considerables de “ninis” en edades económicamente productivas. Asimismo, las diferencias entre las distintas regiones metropolitanas son importantes. El caso de la región metropolitana de Santa Cruz es particularmente alarmante, ya que el 23% de los jóvenes en edades de 18 a 29 son “ninis”.
OPORTUNIDADES
El desarrollo humano busca que las personas amplíen sus libertades para ser y hacer lo que consideren más valioso. En esta línea de análisis, la educación es importante porque permite la expansión de las capacidades de los jóvenes bolivianos.
Los logros educativos alcanzados hoy permitirán reducir las brechas de desigualdad intergeneracional lo que, a su vez, contribuirá significativamente a la reducción de las brechas educativas. Según la CEPAL (2010), la educación prepara a las nuevas generaciones para insertarse productivamente en el mercado de trabajo con mejores opciones de movilidad social y ocupacional, y de manera sostenible a lo largo de su ciclo de vida. Esto tiene repercusiones en la reducción de las brechas salariales y de calidad de vida.
A pesar de los importantes avances educativos, hay retos que demandan acciones concretas para mejorar los niveles de educación de los jóvenes en las regiones metropolitanas. Hay diferencias según las regiones metropolitanas, nuevamente es la región metropolitana de Santa Cruz la que muestra una caída de la matriculación de los jóvenes al iniciar el nivel secundario y fuertes oscilaciones en la matrícula no solo de los jóvenes, sino también de los niños.
La región metropolitana de Cochabamba muestra la mejor matriculación con respecto al último subgrupo de edad, aunque la cifra no es necesariamente aceptable.
Estos resultados en cierta medida son reflejo de la falta de oferta diversificada de la educación superior, centrada principalmente en la educación universitaria.
En este sentido, la inclusión de un sistema de formación vocacional desde temprana edad aportaría a la generación de capacidades diversificadas y, por lo tanto, un capital humano más rico en los jóvenes a la hora de insertarse al mercado de trabajo. Sin embargo, enfocarse en la inversión de capital humano representa solo un lado de la moneda, puesto que al mismo tiempo no existen vehículos de in-serción al mercado de trabajo adecuados, lo cual se debe principalmente a asimetrías de información en cuanto a las capacidades y aptitudes demandadas en el mercado de trabajo.
Todo esto provoca un desajuste entre las competencias de los trabajadores y los requerimientos demandados por el mercado de trabajo, situación que genera un círculo vicioso ya que la falta de inserción laboral al mismo tiempo conlleva una falta de oportunidades para crear experiencia laboral.
INSERCIÓN LABORAL
¿Dónde trabajan los jóvenes? La mayoría (seis de cada 10) está inserta en el mercado informal de la economía, sin embargo, cada región metropolitana presenta matices. En Santa Cruz la proporción de jóvenes que trabaja en el mercado formal es la más alta (46%) con relación a las otras dos regiones metropolitanas e incluso con el promedio total de todas las regiones. Cochabamba tiene la proporción más baja de jóvenes que trabajan en el mercado formal (31%), lo cual da cuenta de una mayor exposición de los jóvenes a la precariedad del empleo informal.
En cuanto a los sectores económicos que absorben mano de obra juvenil, se aprecia que las actividades de comercio, manufactura, construcción y, en menor medida, el transporte son las ramas de mayor inserción de los jóvenes. Este panorama replica de alguna manera la situación general de ocupación de toda la población metropolitana. Sin embargo, existen diferencias según la región metropolitana de residencia.
En la región metropolitana de La Paz los jóvenes están insertos, en primer lugar, en la actividad manufacturera, seguidos de cerca de la actividad comercial; en tercer y cuarto lugar están la construcción y el transporte, respectivamente.
En Cochabamba hay una mayor proporción de jóvenes en el comercio, seguida en proporciones semejantes por la construcción y la manufactura (16%). En Santa Cruz la mayor participación de jóvenes está en el comercio (30%) y después en la manufactura y la construcción.
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