La ciudad de La Paz enfrenta graves problemas que requieren atención urgente e inmediata de la Alcaldía, de tal forma de no solo satisfacer las exigencias del pueblo paceño, sino mejorar el prestigio de esta entidad edil, venida a menos en tiempos recientes.
Entre otros problemas inmediatos se encuentran, por ejemplo, el pésimo estado de todas las aceras de la ciudad y el lamentable aspecto que ofrecen los muros y paredes de las casas en todas las calles de los barrios. En cuanto a las aceras, no hay una cuadra que no presente desniveles y agujeros que ponen en peligro la seguridad de los viandantes, algunos de los cuales han sufrido graves lesiones al pisar losas mal colocadas, huecos profundos que provocan el malestar de la población y enérgicas protestas contra la autoridad edil.
Otro problema de magnitud es que todas las paredes de las calles de la sede del Gobierno se encuentran pintadas con letreros de todo tipo, tamaño y color, expresando generalmente consignas políticas impertinentes o haciendo alusiones personales. En este aspecto, se puede asegurar que nuestra ciudad es la más sucia del país, pues no se encuentra semejante despliegue de insolencia en ninguna otra capital.
Un tercer aspecto problemático, entre otros muchos, es el referido a los árboles que se encuentran en avenidas y calles, los mismos que no reciben la suficiente atención de la Municipalidad y menos de una dependencia encargada del cuidado del ornato público, si es que ésta existiera.
Si se hace la observación más superficial al asunto de los árboles, se encuentra que todos están enfermos, viejos, maltratados, convertidos en basureros y son víctimas de individuos que les hacen daño y hasta les dan muerte. Según un botánico paceño, el 60 por ciento de los árboles de La Paz están enfermos y tan viejos que en muchos casos pasan de los cien años, como se observa en Sopocachi. Otro 30 por ciento de ellos está muerto, como se observa en el Prado y solo 10 por ciento o menos se encuentran en relativo buen estado, como en Miraflores y Obrajes, aunque en peligro de muerte. Esa situación requiere un diagnóstico censal de urgencia para las atenciones necesarias
Al respecto se podría sugerir al Alcalde que alguna vez recorra las calles de la ciudad para constatar el estado de las aceras, las paredes y los árboles y, al mismo tiempo, disponga de un grupo de asesores paceños que le aconsejen convertir a La Paz en la “ciudad maravilla”, título con que fue homenajeada, pero que en los hechos perdió, incluyendo como causas de ello a las marchas, bloqueos, dinamitazos, botijazos, etc., que han convertido a la sede del Gobierno en algo poco menos que insoportable.
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