Capitalización solapada

Mauricio Medinaceli, excelente analista del sector de hidrocarburos, desnudó hace pocos días el estilo solapado, taimado, que usa el gobierno del presidente Evo Morales para aplicar una nueva capitalización de YPFB, como había hecho, de frente, Gonzalo Sánchez de Lozada.

Poco a poco, después de los espectáculos de 2006, que dieron en llamarse “nacionalización”, las empresas petroleras mostraron que no les temen ni a las nacionalizaciones de veras ni a las de burlas, y dejaron en claro que aquí nada había cambiado, salvo que ellas dejaron de invertir.

Lo cierto es que diez años después del show, las empresas petroleras tienen mejores condiciones que antes con la ventaja de que ahora no están obligadas a invertir, como lo estaban antes, y por lo tanto no invierten.

La falta de inversiones podía haber permanecido escondida indefinidamente, pero ha surgido un inconveniente: ahora la producción de gas no es suficiente para atender la demanda interna ni los compromisos de exportación, como acaba de admitir YPFB Transportes.

En mayo, la producción osciló entre 52 y 57 millones m3/d, lo que obligó a reducir la exportación a Argentina y dejarla en 17,9 millones y la exportación a Brasil reducirla a 24 millones, dejando 11 millones para el consumo interno.

El detalle es que a Argentina debían estar yendo desde el 1 de mayo 19,9 millones, lo que pone a YPFB en la necesidad de pagar a ese país por el volumen no enviado, más una multa de 15% de ese valor. La palabra multa fue aludida ahora por el embajador Normando Álvarez, por primera vez desde que rige el contrato.

Brasil, dice la versión oficial, está demandando menos porque sus hidroeléctricas están produciendo a toda su capacidad. Es curioso que nunca antes Brasil haya reducido sus pedidos por situaciones similares. Ese país está esperando para aplicar las sanciones, que, en este caso, no incluyen multas, sino “solamente” el pago del gas no enviado. Bolivia le cobró a Brasil el “take or pay” cuando no podía recibir todo lo que se había comprometido, y ahora, con Michel Temer de presidente, ese país tendrá mucho gusto en aplicar el “deliver or pay”.

En fin, que los excelentes organizadores de espectáculos, con bandas de música y gritos revolucionarios, han puesto al país en una situación dramática, mientras se apresuran a hacer nuevas concesiones a las petroleras, un poco tarde.

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