Desde Madrid, pasando por Buenos Aires, Santiago, Lima, y otras capitales que no hemos podido retener, los periódicos no han dejado pasar esa perlita noticiosa que es la “Marcha Evo Morales”, una acabada muestra de adulonería y sumisión que no se había visto en toda la historia de las Fuerzas Armadas, ni siquiera cuando los dictadores militares, que no fueron pocos, mandaban con el filo del sable y la punta de la bota.
A S.E. le han compuesto cuecas y kullawadas seguramente, y está bien. Eso corresponde, no se critica, porque el pueblo puede hacer cuanto homenaje desee a su líder y caudillo. Además de que una cueca o kullawada le viene perfectamente a S.E. que representa a esa música criolla, que la baila todos los días en las inauguraciones de obras, y finalmente porque hasta las ha interpretado con su trompeta cuando era músico de una banda.
Pero que el Ejército aparezca con que algunos comedidos compusieron una marcha para S.E. que podría entonarse “a la finalización de todos los actos cívico militares”, es algo inaudito. Desde “Evo, tú tienes la luz”, hasta querer convertir a Orinoca en una Esparta donde nació el héroe, se cae en la lisonja más ridícula y rastrera. Confiamos en que el comando de las FFAA no vaya a aceptar tamaño disparate sólo por seguir aferrado a los favores del Gobierno.
No sabemos si Santa Cruz o Ballivián tienen un himno que se entone en los actos oficiales del Ejército, pero no recordamos que se haya compuesto marchas para Busch, Marzana o Bilbao, verdaderos héroes en el Chaco. ¿Alguien podría oponerse a que los soldados interpreten voz en cuello letras de honor a quienes defendieron la Patria con valor? Porque eso de un himno donde se menciona el anticapitalismo, anticolonialismo, soberanía y dignidad, es lo que se les oye discursear a los masistas todos los días y el Ejército no puede aparecer como eco de un partido político. Ya es suficiente dosis con la penosa aceptación del “Patria o muerte, venceremos”, que humilló a tantos militares.
Esto que sucede con las FFAA es una de las enseñanzas que impartió el finado Hugo Chávez en Latinoamérica. Dos factores no pueden librar a su suerte los revolucionarios: la justicia y los militares. Con la justicia a favor, no se necesita represión porque los enemigos están sentenciados de antemano. Y con el Ejército a favor no hay posibilidades de levantamientos internos. Por eso, un tercio del poder en Venezuela está en manos de los militares.
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