Esta vez recordaremos las viejas aulas de los colegios paceños, épocas en las cuales los niños tenían los profesores más severos y así enseñaron a generaciones de dignos bolivianos respeto y amor a la Patria.
Antaño el año escolar era inaugurado el cinco de enero en un acto especial, con asistencia del Rector de la Universidad Mayor de San Andrés y finalizaba el 15 de octubre. Las clases comenzaban a las ocho de la mañana, duraban hasta las doce del mediodía para reiniciarse a las dos de la tarde, terminando a las cinco. Contrariamente a lo que sucede en la actualidad, únicamente los días domingos y “algunos feriados y días de guardar” eran de descanso, ya que inclusive se asistía a clases los sábados por la mañana. En esas épocas se iba al colegio en junio y julio, no se conocía vacaciones de invierno, menos “horario especial”.
En todos los establecimientos educativos privados o fiscales todos los lunes del año se celebraba una “hora cívica” con asistencia de todo el alumnado y el cuerpo de profesores.
Como todavía no se conocía a Freud, los estrictos maestros de antaño fueron fervientes cumplidores del precepto: “la letra entra con sangre” o como decían algunos: “cuanta más sangre… mejor entra la letra”.
Los exámenes finales se realizaban en un ambiente inquisitorial, El alumno se apersonaba ante una mesa donde se encontraba el “Tribunal”. En los colegios católicos ante la imagen de un crucifijo con cirios prendidos a cada lado.
La disciplina y el respeto eran normas, época del “plantón” de los “palmetazos”, las “jaladas de orejas o de patillas”.
Estas enseñanzas tan inolvidables tuvieron sus mejores exponentes en los recordados profesores Antonio Hartmann, Pastor M. Vásquez y el maestro Muñoz del Colegio Ayacucho, diestros en el uso de la palmeta y dignos discípulos del Zhari Velasco.
Se caracterizaron como estrictos y mentados pedagogos, don Juan Arévalo, el Picacho Burgoa, el “Cateto” Esprella, cuya mirada hacia temblar a los feroces ayacuchenses.
Surge en el recuerdo la figura de don Ramón Retamozo, gran profesor y un especialista en la “jalada” de patillas.
Posteriormente los grandes profesores: Froilán Pinilla, Belisario Díaz Romero, Agustín Aspiazu, Luis Felipe Vilela del Villar, Juan Alurralde, Fernando Guarachi, Antonio Díaz Villamil, Martín Cárdenas Hermosa.
Están en la memoria de los jóvenes de mitad de siglo los inolvidables recuerdos de maestros que cultivaron mucho cariño y respeto en nuestra ciudad. En el San Calixto el Prof. Jaime Escalante, el Arq. José de Mesa, el Padre Beneito, los señores Javier Cerda y Roberto Soto.
Ofelia Lizón de la Escuela Modelo, Alicia Pizarro del Liceo Venezuela, posteriormente fundadora del Liceo La Paz; María Luz de Arce, Rosa Aliaga Suárez, Hortensia Dalenz de Ayala y Antonia Mazurca
El solo nombre de la “Victucha” causaba miedo a las ex alumnas del Colegio de los Sagrados Corazones, se dice que con una sola mirada paralizaba a todo el alumnado reunido en el patio del colegio. Las preciosas monjas de los SSCC Marie Constance, Marie Mectilde, María Rafaela viven por siempre en los corazones de las chicas del colegio de la Mariscal Santa Cruz.
“Madre María Cristina” del colegio Inglés Católico lograba petrificar de una sola mirada a las alumnas sorprendidas en algún acto de indisciplina. Posteriormente la Madre Teresa, altiva e imponente con un toque de castañuela silenciaba a cientos de alumnas en todo el recreo escolar. Jamás las del Catholic College podrán olvidar a Madre Imelda, Madre del Espíritu Santo, Madre Filomena y el querido profesor Ibarra, “Santo entre las mujeres”.
Qué recuerdos de la Madre Tadea del Colegio Santa Ana, a quien todos los chicos le tenían pavor, de Madre Petronila, estupenda profesora de inglés y la querida “Michi” Mercedes Valdez, Directora de Comercio de ese establecimiento.
En la Salle, Mario Gallardo, el querido Negro Ayllón, el Hno. José Godar, el Hno. Patricio, el Hno. Julián, ellos extranjeros pero bolivianos de corazón.
Difícil olvidar a los alemanes que cultivaron tantos afectos y hasta ahora son recordados con mucho amor desde el Colegio Alemán: Herr Fischer, Herr Rudolph, Herr Klingen y los señores Ayala, Martínez, Carrasco, Ballivián, Herbas y Joffre.
En los afectos de los ex alumnos del American Institute están los queridos profesores Abel Soria, Mario Salinas, Reynaldo Tellería y entre muchos Norita Bustamante.
Y terminando en el sur de la ciudad, el Colegio Saint Andrews tiene entre sus lindos recuerdos los nombres de Blanca Galarza y Guido Mendoza, grandes profesores.
Para todos ellos el agradecimiento de la generación que ahora “pinta canas”, pero sin lugar a dudas es la más patriota que tuvo nuestra Bolivia.
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