Pese a las acciones de Naciones Unidas, de los Estados Unidos, Rusia, Francia y otros países, hasta utilizando las fuerzas de la OTAN, con miras a combatir el terrorismo en varios países de Oriente Medio, el Islamismo con gran militancia fanatizada, continúa causando víctimas y sembrando de dolor y muerte a naciones que no se avienen a sus prédicas sobre la implantación de una creencia religiosa como es el islamismo, que, como en todo tiempo, es un acto de conciencia, de conveniencia moral y religiosa de las personas y no puede ser obligada mediante la acción de las armas ni menos el sembrado de la muerte.
En las últimas semanas, muchas son las ciudades de Siria e Irak que han sufrido acciones terroristas que han segado la vida de centenares de personas con inclusión de niños, mujeres y ancianos; nada frena el fanatismo de los islamitas que buscan imponerse sobre las naciones del mundo; son fanáticos que, además, combaten al capitalismo y a todo tipo de imperialismos alegando que son causantes del atraso y pobreza de muchas naciones. Para ello, siempre son otros los culpables de sus males cuando la realidad ha demostrado a través de décadas que ellos son los que siembran hambre, enfermedades y muerte en naciones que dicen defender y para las cuales buscan “mejores condiciones de vida” pero sobre la base de la muerte. Protestan contra la pobreza y gastan muchos miles de millones de dólares en la compra de armamento que adquieren a través de contrabandistas que, lógicamente, las adquieren, legal o ilegalmente, de los mismos países que también han sufrido los embates terroristas.
El islamismo predica paz y concordia, armonía y amor entre los hombres; pero, para quienes lo abrazaron como medio para sembrar el terror, la muerte y destrucción, no sirve nada de lo que el Corán señala y actúan con mayor saña y despliegue de odio y acciones contrarias contra la vida. Alegan luchar contra los países que se encuentran enfrentados en guerras cruentas y, con su accionar activan esas guerras y causan más destrucción y muerte.
La humanidad vive angustiada y preocupada por la acción del terrorismo que, mientras no se tome acciones muy drásticas contra ellos, será imposible contenerlos, puesto que, atenidos a lo poco efectivas que son las acciones desplegadas, tienden a fortalecerse más convencidos especialmente de que siempre obtendrán dinero y más armamento por parte de armamentistas que buscan contar con más ventas para tener mayores ventajas económico-financieras que les permite expandir el letal negocio de las armas.
Hasta ahora, que se sepa, de nada valieron las incursiones de países que buscan aplacar el fanatismo terrorista porque, según parece, en los mismos desastres que ellos mismos sufren, encuentran más fortaleza para incrementar su accionar causando víctimas en países que solo querrían vivir en paz.
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