Entre los gorriones, la infidelidad de la hembra tiene un coste y lo paga la descendencia
Los gorriones acostumbran a formar parejas monógamas, pero algunas hembras son infieles a su pareja y tienen descendencia con otros machos. Los biólogos las justifican. Creen que son infieles con machos de mejor “calidad genética” para producir una descendencia fuerte, mientras que cuando ellos echan una cana al aire es para asegurarse de tener tantos hijos como sean capaces. Lo que ocurre es que el engaño se paga y, como ocurre muchas veces con los seres humanos, los peor parados son los más inocentes, los hijos. Investigadores del Imperial College de Londres han observado que cuando ellas son propensas a cometer deslices, ellos deciden dar menos alimento a las crías. Al fin y al cabo, si estos polluelos pueden no ser míos, ¿por qué voy a ocupar-me de ellos?
Durante mucho tiempo se ha sospechado que los machos saben que no todos los polluelos en el nido son de ellos, y así toman una decisión para proporcionar menos cuida-dos. Sin embargo, una explicación alternativa es que las hembras que engañan y los machos perezosos tienden a emparejarse de forma natural.
Los científicos, que publican su estudio en la revista The American Naturalist, siguieron a toda la población de gorriones de la isla de Lundy en el canal de Bristol durante 12 años. El estudio siguió a 200 machos y 194 hembras que formaron 313 parejas monógamas únicas y eclosionaron 863 crías. Se produje-ron algunos “divorcios”, pero la mayoría de los cambios de vida en pareja se debieron a una muerte.
El equipo fue capaz de realizar árboles genealógicos precisos, y averiguar qué hembras eran más infieles y quiénes eran sus pa-rejas engañadas. “Lundy es un laboratorio natural único, ya que es casi un sistema cerrado. Muy pocas aves abandonan la isla o llegan desde el continente. En doce años, sólo cuatro pájaros emigraron a Lundy, posible-mente llegados a bordo de un barco”, ex-plica Julia Schroeder, autora principal del artículo
OJO A LO QUE HACE LA HEMBRA
“Los machos cambian su comportamiento en base a su pareja Cuando pasan de una pareja fiel a una propensa a la infidelidad, proporcionan menos alimento para sus crías”, señala la investigadora. Pero es que resulta que las hembras también pueden cambiar su comportamiento cuando se unen con un macho menos perezoso, engañando menos a un padre más atento.
La investigación mostró que, en realidad, los machos no pueden identificar si todos los polluelos en el nido son de ellos o no, y en su lugar basan su decisión de alimentación en quién es su pareja.
“Si los pollitos fueran cambiados a un nido donde la hembra sea fiel, entonces el padre en ese nido mantendría el duro trabajo de alimentar a los polluelos, lo que sugiere que no tienen ningún mecanismo, como el olfato, para determinar qué polluelos son de ellos”, dice Schroeder. “En cambio, los machos pue-den utilizar claves de comportamiento de la hembra durante su período fértil como por ejemplo, el tiempo que pasa fuera del nido”.
Schroeder y su equipo continúan estudian-do los gorriones de Lundy para descubrir cómo y por qué surgieron comportamientos sociales como la monogamia. Ser infiel puede ser un comportamiento costoso para las hembras, ya que sólo ponen un número limitado de huevos, en lugar de una estrategia útil para conseguir la descendencia más fuerte.
A. Sánchez-Tójar
ABC.ESMadrid
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