París se convirtió ayer en el epicentro del rechazo a la reforma laboral del Ejecutivo socialista con una gran manifestación a escala nacional que coincide con la pérdida de fuerza de las huelgas sectoriales.
Cerca de 600 autobuses llegados de toda Francia a la capital francesa fletados a iniciativa de siete organizaciones sindicales, con la CGT a la cabeza, quisieron reafirmar que se mantiene la presión contra ese texto, que inició el lunes su tramitación en el Senado.
La CGT situó en 1,3 millones el número de participantes y la policía lo rebajó a entre 75.000 y 80.000, en una marcha con la que los sindicatos buscaban superar la del 31 de marzo, la más numerosa hasta la fecha, que reunió en todo el país a 1,2 millones, según los organizadores, y a 390.000, según la prefectura. (EFE)