El muro de Trump y el muro de Evo

La campaña electoral norteamericana ha tenido un personaje controvertido, Donald Trump. Dentro de su plan para frenar la inmigración, ha planteado la construcción de un muro, en la frontera con México. La propuesta ha causado conmoción interna y externa; especialmente en Latinoamérica.

El presidente Obama criticó la propuesta de Trump, diciendo que el mundo se está volviendo cada vez más interconectado y “la construcción de muros no va a cambiar eso” (eleconomista.com.mx 21-05-16).

El Presidente mexicano dijo que esas expresiones “lastiman una relación que México ha buscado con Estados Unidos, de puentes, de diálogo, de acercamiento, de buscar soluciones a problemas comunes” (laprensa.hn 07 03 16).

El vicepresidente García Linera dijo que Trump tiene “un razonamiento bastante cavernario, una especie de regreso a una feudalización de la vida política” (bolivia.com 10 08 15).

La muralla de Evo. Recientemente, ante la llegada de la caravana de discapacitados que marchó desde Cochabamba; “La Plaza Murillo permanece cercada, protegida con rejas y custodiada por efectivos del orden hace 19 días, un día después de la llegada de las personas con discapacidad que reclaman un bono de 500 bolivianos” (Los Tiempos 13-05 16).

¿Las personas con discapacidad hacen temblar la seguridad del Palacio quemado? “El Ministro de Gobierno dijo que prefería poner una reja que separe a policías y discapacitados para que nadie salga dañado y, dos horas después, los uniformados reprimían a las personas en sillas de ruedas y muletas” (EL DIARIO 28 04 16).

Como ciudadano de esta patria latinoamericana levanto mi voz de protesta contra el muro de Tump y contra el muro de Evo. ¿Cómo es posible que en pleno tercer milenio tengamos estas ideas cavernarias? Ambos muros no contribuyen al diálogo, a la paz, ni al respeto a los derechos humanos.

Como dijo el Papa Francisco en Bolivia, respecto a nuestro diferendo con Chile: “Construir puentes en vez de levantar muros; todos los temas, por más espinosos que sean, tienen soluciones razonables, equitativas y duraderas y en todo caso nunca han de ser motivo de agresividad, rencor o enemistad que agravan más la situación y hacen más difícil su resolución” (La Prensa 09 07 15). Esto es válido no solo para el problema con Chile, sino también para el problema con los discapacitados.

El autoritarismo y la soberbia, deben dar paso a la concordia y a una verdadera democracia. No es construyendo muros que se construye país.

jimiortiz@cotas.com.bo