Buscando la verdad
La Plataforma por la Vida y la Familia convocó a una Gran Marcha para el 22 de junio de 2016, en Santa Cruz de la Sierra, a fin de rechazar la Ley de Identidad de Género promulgada en Bolivia, por afrentar a la familia natural -esto es, a partir de un varón y una mujer- con la consigna de que defender la familia natural es defender la Humanidad.
Su preocupación es que -a la posibilidad del cambio de sexo en la identificación de un hombre y una mujer- el siguiente paso sea pretender consagrar el matrimonio entre personas de igual género y adoptar a niños induciéndolos a igual comportamiento a temprana edad, resultando aquello un subterfugio, siendo que la CPE solo avala el matrimonio hombre-mujer y no entre personas del mismo género.
Muchas expresiones a favor y en contra se han dado desde la sociedad civil a partir de este rechazo, lo que en democracia no está mal por el derecho a la libre expresión, sin embargo, un concepto altamente peligroso -“el odio”- se ha puesto en escena usándoselo para denostar al contrario, en lugar de debatir ideas.
Pero, no han sido quienes rechazan aquella ley sino más bien los activistas que la promovieron -de una forma inusitada hasta hacerla aprobar, pasando por alto decenas de miles de firmas presentadas contra la misma- quienes ahora, ante cualquier crítica contraria a dicha norma o de la práctica de la homosexualidad, lesbianismo, etc., se quejan de que “se les odia”.
En relación con esto último, se dice que ya hay en el Legislativo una propuesta de Ley de Crímenes de Odio que podría determinar la cárcel para quien cause daño sicológico con impedimento por cuestión de homofobia, transfobia, intolerancia, etc.
La Plataforma por la Vida y la Familia ve además en aquella ley una intromisión extranjera -la “ideología de género y abortista”- y su temor es que el día de mañana “hombres y mujeres usen los mismos baños en colegios, centros comerciales, instituciones públicas y privadas”, con el consecuente riesgo para nuestros hijos, y advierte además que “no se podrá oponer a que se eduque y manipule a nuestros hijos, enseñándoles desde el Kínder a decidir si es hombre o mujer pasando por alto su sexo biológico”, so pena de ser tildado de homofóbico o discriminador e ir preso por ello.
Quienes creemos en Dios -más allá de lo que diga el hombre- sabemos por su Palabra que Él mismo instituyó y bendijo el matrimonio entre un varón y una mujer, y creó el sexo diferenciado para que el ser humano se reproduzca. Obedecer, es cuestión de fe.
El autor es Economista, Magíster en Comercio Internacional y Teólogo cristiano.
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