Después de la humillante derrota y rendición del ejército chileno en Paucarpata, creció en América y más entre nuestros vecinos, el temor ante la fuerza y calidad de los ejércitos de la Confederación Perú Boliviana, y en especial ante el ejército boliviano, cuyos conductores fueron la causa de los triunfos de los confederados.
Frente al peligro de una nueva conflagración, sobre todo con nuestros vecinos, el Mariscal Andrés de Santa Cruz envió una misión diplomática al Ecuador, a fin de firmar un tratado de amistad y paz. La misión dirigida por el Mariscal Guillermo Miller obtuvo la firma de un acuerdo de paz permanente el 20 de noviembre de l836.
La República Argentina, susceptible con estos hechos, y más aún por el rechazo del Mariscal Santa Cruz al enviado del Gral. Juan Manuel Rosas, presidente argentino, por el reclamo de las tierras de Tarija. El enviado diplomático, Pedro Feliciano Cavía, fue obligado a volver de Tupiza, sin atender sus argumentos ni su presencia.
En tal situación, y más todavía siendo Bolivia asilo de los opositores unitarios a Rosas, resolvió éste preparar un poderoso ejército al mando del Gral. Alejandro Heredia, disponiéndose atacar a Bolivia, miembro de la Confederación.
El Mariscal Santa Cruz, conocedor de estos preparativos, encomendó al Gral. Otto Felipe Braun, junto al Gral. Burdett O’Connor, la preparación de un ejército aguerrido, en el sur de la República, formado por tarijeños, tupizeños y cinteños, formado una caballería, muy famosa ya por su intrepidez en América.
El Gral. Heredia inició la invasión, avanzando hacia la quebrada de Humahuaca; el Gral. Braun tenía sus cuarteles establecidos en la localidad de La Quiaca. Las avanzadas de ambos ejércitos se encontraron en el pueblo de Santa Bárbara, el 13 de septiembre de 1837; la vanguardia boliviana estaba comandada por el Teniente Coronel Fernando Campero, con 200 efectivos, frente a 800 hombres del ejército argentino. Después de varias horas de combate fue derrotada la avanzada argentina, obligando a la retirada del Gral. Heredia hasta Salta.
Aparentemente el ejército argentino se desmovilizó y Santa Cruz declaró concluida la guerra, retornando el Gral. Braun a Tupiza. El 11 de junio de l838, la división argentina del Gral. Heredia con 4.000 hombres, nuevamente atacó en Iruya a las fuerzas bolivianas de Braun y O’Connor; el Cnel. Raña fue el héroe de la jornada y después de varias horas de combate, los argentinos fueron totalmente derrotados.
Anoticiado de que el Gral. argentino Gregorio Paz avanzaba hacia Tarja después de tomar Entre Ríos, Braun con todas sus fuerzas avanzó hacia Tarija, y al amanecer del 24 de junio de 1838, se enfrentó con el ejército argentino en las serranías de Montenegro. Las fuerzas de la Confederación eran comandadas por los generales Braun, O’Connor y Agreda. La derrota argentina fue completa, tomando al enemigo un Teniente Coronel, 250 soldados prisioneros, 250 rifles, 65 lanzas, un estandarte y 195 caballos ensillados.
El historiador Alberto Crespo Rodas afirma que en 1838, Bolivia fue la primera nación de Sudamérica. Fue sin duda la potencia militar más poderosa, la república que tenía la legislación más moderna y con un prestigio continental no igualado por sus vecinos.
“La enseña boliviana flamea triunfante desde Jujuy hasta frontera con el Ecuador, sus ejércitos son temidos, y no conocen aún el sabor de la derrota”.
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