Más de dos meses de encierro
• Para legisladores, el Gobierno discrimina a todos los ciudadanos por no permitir el ingreso a este histórico lugar y da una mala imagen al turismo.
Desde hace más de dos meses la histórica plaza Murillo se encuentra cercada por vallas metálicas de dos metros y resguardada por efectivos policiales, con lo cual se impide el tránsito de gente y, peor todavía, ocasionando la quiebra de los negocios existentes en los contornos y vecindades de la plaza.
Legisladores afirman que esta situación irregular perjudica incluso al mismo Gobierno, al no atender la demanda de los sectores movilizados por “no querer siquiera entablar el diálogo con las personas discapacitadas”.
Desde antes del 25 de abril, fecha en que llegó la caravana de las personas con discapacidad a La Paz, la plaza Murillo se encuentra con vallas y resguardo policiales nunca antes puestos en ejecución.
El control en todo este tiempo fue tal que hasta los propios funcionarios públicos no podían acceder libremente hasta el “kilómetro cero” del país, porque la plaza Murillo es el punto de partida para estos efectos geográficos. Debían presentar credencial y las personas ajenas justificar su ingreso con la documentación suficiente para permitirles su ingreso al lugar.
“Nos hacían dar vueltas desde la calle Comercio hasta la altura del mercado Yungas para entrar a nuestra fuente de trabajo. No hay respeto a nadie (…) Ni en gobiernos nefastos vimos ese tipo de enrejados”, declaró a EL DIARIO el diputado suplente de Unidad Demócrata (UD), Amilcar Barral.
En tanto, Marisol Guzmán Morales, vendedora de cremas y gelatinas, dijo que las vallas en todas las esquinas cercanas a la plaza Murillo impide la afluencia de personas que puedan comprar sus productos, con lo que el perjuicio es para su negocio y, consiguientemente, para ingreso diario para sustentar a su familia.
“Antes vendía algo más de 100 vasos de gelatina, ahora intento vender 30, pero no logro siquiera eso (…) Toda la mañana estuve aquí y ahora ya es mediodía y aún no logré vender ningún vaso”, relató preocupada la señora Guzmán, minutos después que las agujas del reloj del Palacio Legislativo marcaron las 12 horas del mediodía.
Más de 100 negocios son los perjudicados, según Guzmán, agregando que muchos quebraron ya, porque sus productos comestibles vencieron y lo están desechando, sin poder rescatar nada de su inversión, más bien endeudándose en algunos casos.
Hasta el revoloteo de las palomas pareciera ya no ser tan intenso como antes, cuando personas e incluso familias iban a la plaza para alimentarlas, razó por la que estas aves, símbolo de la paz, poco a poco van desapareciendo del histórico hábitat que tenían.
El diputado de Unidad Demócrata (UD) Gonzalo Barrientos lamentó que el Gobierno no logrará resolver la petición que tienen las personas con discapacidad, para que puedan retornar hasta sus lugares de orígenes y así la plaza Murillo quedar expedita, sin vallas carcelarias ni resguardos policiales excesivos.
“El Gobierno debería atender ya la justa petición que tienen las personas con discapacidad. Gastan mucho dinero en otras cosas, solamente en propaganda política tienen un presupuesto de 489 millones de bolivianos, el bono que piden los discapacitados alcanza solo a 300, menos que un solo Ministerio, pero hay un doble discurso, porque dicen que la economía se va poner en crisis con el bono”, declaró Barrientos.
Criticó que el centro político del país, como es la Plaza Murillo, se mantenga aislado e impenetrable. “Hacen recuerdo a la Segunda Guerra Mundial. Genera una mala imagen para todo el país”.
DISCRIMINACIÓN
El Legislador calificó la restricción al lugar como un acto de discriminación para todos los ciudadanos y turistas que no pueden acceder a la Plaza Murillo. “Eso es discriminación y desacierto, ven a alguien que está en silla de ruedas o con muleta e inmediatamente no se los deja pasar”.
CON CUSTODIA
Respecto a ese tema, la señora Guzmán relató que en algunas oportunidades evidenció que personas con discapacidad, que no están movilizadas, deben mostrar credenciales y luego son custodiadas por los efectivos policiales hasta la oficina de los alrededores de la plaza.
“Vi que cuando una persona con discapacidad se apersona a la plaza Murillo no le permiten ingresar, tiene que mostrar una credencial como trabajador del Gobierno, entonces recién ingresa. Hay discriminación”, sostuvo Guzmán.
POR SEGURIDAD
Según el diputado Teófilo Vásquez, del MAS, las vallas están para brindar seguridad ante diferentes movilizaciones que a diario se dan en la ciudad de La Paz, además explicó que todos los días las personas ingresan con normalidad y que el daño económico no ES mayor al 40%.
“Creemos que se va normalizar (…) Cuando hay presión evidentemente se cierra la plaza, pero después está normal, los turistas ingresan con normalidad y las vendedoras no están totalmente perjudicadas (…) Las vallas están para brindar seguridad, porque no sabemos qué pasará de aquí a un tiempo”, dijo Vásquez.
De su parte, vendedoras como la señora Guzmán, esperan que el Gobierno solucione pronto los conflictos que tiene con los sectores movilizados, para que la normalidad vuelva pronto a la plaza Murillo.
La plaza Murillo es uno de los lugares históricos y turísticos de La Paz, declarada en 2015 como “Ciudad Maravilla”. Se encuentra ubicada en el lugar más céntrico de la ciudad y ahí tienen sus sedes los órganos Órgano Ejecutivo y Legislativo, aparte de la Cancillería y la Gobernación de La Paz. Los avasallados son los negocios.
Está dedicada a don Pedro Domingo Murillo, patriota y precursor la gesta libertaria del 16 de Julio de 1809, en La Paz.
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