De acuerdo con el santoral de nuestra Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, los días 28 y 29 de junio se celebra la Fiesta de los santos Pedro y Pablo.
Desde tiempos muy remotos hasta principios del nuevo milenio, la festividad de tan queridos santos fue para los paceños uno de los acontecimientos sociales más importantes de todo el calendario católico, fiesta que reunía a toda la ciudadanía en la plaza de “La Nueva Paz”, hoy “Plaza San Pedro”.
La víspera del 28 de junio comenzaba con grandes verbenas populares. Todo el barrio, con un entusiasmo unánime y cordial, decoraba las casas, puertas de calle, zaguanes y ventanas con adornos chinescos, alrededor de la plaza y calles aledañas se vendía ponches surtidos, sucumbés, apis, tojoris, todo esto acompañado de los deliciosos buñuelos bañados en rica miel de caña.
En el centro de la plaza, sonoras bandas militares al contrapunto interpretaban valses, marchas de caballería, boleros, vidalitas y aires nacionales, mientras jóvenes y señoritas paseaban cadenciosamente al rededor.
En la mañana del día siguiente se efectuaba la “Misa de la Aurora”, a la que concurría gran cantidad de gente de casi todos los ámbitos de la ciudad; más tarde, a las once, se realizaba la gran Misa de Fiesta, oficiada por el excelentísimo Nuncio Apostólico de Su Santidad y del Ilustrísimo Obispo de la Diócesis.
Terminado el acto sacramental, todo ya estaba dispuesto para la gran procesión, organizada por los padres de la parroquia juntamente con los vecinos más ricos del barrio, éstos se encargaban de los preparativos en todo el trayecto que recorría la imagen de San Pedro.
La procesión salía de la iglesia en medio del ruido ensordecedor de millones de cohetillos y camaretas que se quemaba por cajones. Los grandes señores de La Nueva Paz, ricos y acaudalados hacendados de la aristocracia paceña de antaño, como los Díaz Machicado, Ascarrunz, Mariaca, Hinojosa Carrasco, Luna Pizarro, Cerruto Calderón de la Barca, Fossati Ormachea, la familia Alcoreza, los “Chijta” Pérez, Aldazosa, doña Esther Sagárnaga de Fuentes y muchos más, no escatimaban esfuerzos para dar a esta hermosa fiesta todo el brillo y realce posibles.
Aparte de las ceremonias religiosas en el “field” del Olympic” se realizaban interesantes encuentros de fútbol con premios para los equipos ganadores, entre los que siempre ganaban los recordados equipos “Libertad” y el de “Nueva Paz”
No podía faltar la “carrera de ciclistas” organizada por la agencia de bicicletas “Brenabor” y la Junta de Vecinos. Este entretenimiento comprendía el recorrido desde la plaza España hasta el Hipódromo de Miraflores, una vuelta a éste y el regreso y entrada triunfal a la plaza de San Pedro. En estas competencias siempre estuvieron presentes los ciclistas Alberto Montoya, Juan Santibáñez, Flores, Manuel Inchauste y Antonio Rodríguez. Ganaba la carrera el ciclista que lograba realizarla en 20 minutos, lo cual en “ese entonces” era un récord que muy pocos lograban.
Una de las atracciones principales de la festividad era la gran “Carrera de sortijas” para señoritas, en la cual tomaban parte y eran grandes animadoras Lilia Luna Pizarro, Elvira Peñaloza, Cornelia Tackken y Remedios Rodríguez. La competencia era, sin duda, lo más atractivo de los números programados para la fiesta.
En el año del Centenario de la República se celebró la fiesta con más entusiasmo que nunca, el Director de la zona confeccionó un interesante programa, el cual comprendía desde la iluminación de las calles hasta el continuo festejo con retretas, concursos y eventos deportivos. La nota singular y llamativa en esa oportunidad fue la Gran Kermesse, la misma que se realizó los días 27, 28, 29 de horas 10 de la mañana a 7 de la noche. El producto de la venta en dicha Kermesse fue destinada a la refacción de la iglesia parroquial.
Desgraciadamente, como todo lo bello del antaño paceño, esta celebración con el tiempo se ha perdido, ya nadie se acuerda, las familias se han diseminado y la gran fiesta ha desaparecido, en nuestros días ésta se reduce simplemente a la misa y a una pequeña procesión.
Allí en la antigua, saqueada y vetusta Iglesia de San Pedro solo queda el recuerdo de las grandes épocas, de los bellos tiempos de nuestra querida ciudad. Hoy el barrio antiguo de “La Nueva Paz” tiene otra fisonomía, ya no pasean por allí los distinguidos caballeros de “tongo, gets y bastón”. Se callaron las retretas, se acabaron los paseos, ya no están los Eduardo, los Sologuren, los Benavides para animar estas ocasiones tan bonitas. Se fueron los Costa de la Torre, los Gonzales y los Paravicini, los Calderón… ahora solo quedan los recuerdos.
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