[María Elena Paz]

Temor a la libertad de expresión


Las amenazas y advertencias a medios de comunicación por parte de autoridades del Gobierno no son admisibles. Se atenta contra la democracia y contra todos los que queremos opinar sobre atropellos verbales vertidos con calificativos que dan una triste imagen de sus propios autores, que son cuestionados por la ciudadanía que respalda la vigencia de la libertad de expresión e información, ya que ésta se encuentra establecida en la Constitución Política del Estado. La actitud gubernamental contra la libertad de prensa y de opinión es antidemocrática.

Las publicaciones sobre escándalos de corrupción y tráfico de influencias, acoso laboral, Fondioc, amenazas, vulneración a los Derechos Humanos, intimidación a quienes no comparten los desaciertos del Gobierno, tienen trascendencia internacional.

Muestran rabia y enfado exagerado los voceros del Gobierno ante cualquier contrariedad, presumiendo de su poder circunstancial, menospreciando criterios ajenos, con vanidad y soberbia, que es considerada por la teología católica como uno de los siete pecados capitales, a diferencia del orgullo, que es disimulable y surge de virtudes o causas nobles.

Es bueno saber que si una persona es autoritaria, tiene envidia de los valores de los demás y critica a los envidiados, por soberbia. Las personas con soberbia nunca aceptan sus errores.

Salomón decía: “Donde hay soberbia, allí hay ignorancia, mas donde hay humildad, habrá sabiduría”.

Jose de San Martin con gran acierto manifestaba: “La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”. Un proverbio expresa: “El oro hace soberbios, y la soberbia, necios”.

¿El Gobierno tiene temor a la libertad de expresión, es decir a la democracia? Recordemos que la verdadera democracia, reconocida universalmente, es el respeto a los derechos humanos, que son el conjunto de derechos civiles, políticos y sociales que están en la base de la democracia moderna, que alcanzan su plena afirmación desde el Siglo XX. Democracia también es libertad individual, de expresión, de ideología y religión, derecho a la propiedad y a la justicia. Es derecho a la participación. Tenemos derecho a la libertad sindical, a bienestar económico mínimo y a una vida digna, según los estándares prevalentes en la sociedad. La democracia por sí misma no ayuda al desarrollo económico. Al parecer un mayor nivel de renta favorece la aparición de cambios estructurales en el modo de producción, que a su vez favorecen el fortalecimiento de la democracia.

Controlar las acciones depredadoras de los sectores públicos y privados mediante la preservación del orden público, el control de abusos y arbitrariedades, y la prevención de la corrupción son funciones vitales para fomentar un crecimiento sostenible y reducir la pobreza, buscando mantener la paz social, dejando un claro marco legal que defienda a los ciudadanos ante la tiranía.

¿Será que algunos personeros del gobierno quieren una democracia como la ateniense que condenó a Sócrates por impiedad, es decir por disentir?

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