Iniciaremos nuestro homenaje a esta gesta libertaria, manifestando que Pedro Domingo Murillo, paceño, egregio luchador por la Independencia, encabezó la revolución, colaborado por los más insignes y preclaros pensadores y políticos de la época, de diversas provincias y lugares del Alto Perú.
El Cabildo o Ayuntamiento fue el eje de la revolución hasta la formación de la Junta Tuitiva y representativa de los derechos del pueblo.
Campesinos de provincias paceñas participaron como representantes ante la Junta Tuitiva: Francico Katari Incakollo por Yungas, Gregorio Rojas por Omasuyus, José Sanco por Larecaja Sorata, como diputados del sector nativo del pueblo.
Igualmente, tanto personeros del Virreinato del Río de La plata, como del Perú, fueron representados; asimismo, las provincias de La Paz, Cochabamba y Chuquisaca, incluyendo Oruro, estuvieron representadas.
La Junta Tuitiva, como cabeza de gobierno, debía regir la revolución. Era una especie de gabinete formado por todos los representantes del Alto Perú, como un cuerpo parlamentario, procurando la representación no solo local sino de América del Sur.
Por ejemplo, el Virreinato del Río de La Plata estaba representado por el porteño José María de Los Santos y por el presbítero tucumano José Antonio Medina; el Virreinato del Perú por el limeño Andrés del Castillo; Cochabamba, por Antonio de Ávila; Chuquisaca, por el presbítero Juan Manuel Mercado, hermano de Mario Michel Mercado, insurgente enviado desde La Plata.
Así, la Junta Tuitiva formó una especie de Gabinete ministerial como sigue:
Gobierno: doctores José Antonio Medina y Juan Basilio Catacora.
Guerra: Gregorio García Lanza, Francisco Palacios y José María de Los Santos.
Gracia y Justicia: doctores Juan de La Cruz Monje y Antonio Ávila.
Culto: doctores presbítero Juan Manuel Mercado y Melchor León de La Barra.
Hacienda: Sebastián Arrieta y Buenaventura Bueno.
El Plan de Gobierno fue elaborado por el presbítero José Antonio Medina, colaborado por los cabecillas y líderes de la revolución.
Después de las revoluciones del 25 de Mayo en Chuquisaca, y la Revolución de La Paz, el 16 de Julio de 1809, ya en 1810 cambió radicalmente la situación de las colonias españolas en las Américas, era totalmente revolucionaria.
Es indudable que la invasión napoleónica a España ejerció una completa influencia en las colonias españolas del Nuevo Mundo.
Después de la creación de un cabildo de apoyo al rey Fernando VII, en Sevilla, se establecieron en América similares cabildos de reconocimiento al monarca, dando lugar a que políticos y pensadores patriotas radicalicen las medidas en pos de independencia ante el rey de España. Convirtieron el apoyo a Fernando VII en un grito de libertad, dando lugar a la Independencia americana.
Tras la derrota patriota, a manos del sanguinario José Manuel de Goyeneche, brigadier español, de origen americano, había nacido en Arequipa la contrarrevolución que cercó a las provincias insurgentes, disolviéndose la Junta Tuitiva hasta fines de septiembre, consiguientemente con una larga agonía del Cabildo, hasta retornar éste a su carácter vacío y colonial.
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