Lo que se está haciendo en contra del general Gary Prado ya está llegando a niveles de escándalo que avergüenzan a nuestra judicatura. El general Prado no se queja como debiera de lo que padece en las audiencias -a lo más explica su estado y lo que opinan sus médicos-, pero si el tribunal que preside el Dr. Sixto Fernández no detiene su inhumana actividad, la situación del militar encausado por terrorismo y separatismo puede tener un final trágico que alguien tendrá que pagar.
Ciertamente, resulta difícil pensar que sea el Gobierno quien haya ordenado que al general Prado se lo maltrate de tal modo. Salvo que alguien esté interesado en hacerlo, no cabe en ninguna mente que a una persona remitida a una silla de ruedas y que padece de complicadas dolencias, se la ponga poco menos que en la picota del escarnio público, como si se tratara de un delincuente rematado. Esto tiene que ser producto de la ignorancia e intolerancia de quienes lo juzgan y no queremos suponer que son órdenes procedentes del poder que es lo que muchos temen.
Este asunto data de hace más de siete años, cuando se produjeron las ejecuciones sumarias en el Hotel Las Américas de tres supuestos terroristas que habrían venido a Bolivia para provocar el derrocamiento del gobierno masista y la independencia de Santa Cruz. Esto, que involucró a una cuarentena de personas, y que continúa con su absurdo argumento, incluyó al general Prado entre los protagonistas de la tragicomedia.
Ha sido imposible que la justicia llegue a cerrar el caso con una condena, porque carece de los elementos necesarios para hacerlo. Ante esa situación y temerosa la justicia de que la causa se derrumbe dejando al Gobierno por los suelos, ha acudido al expediente de los juicios abreviados para que los acusados, uno por uno, admitan su culpa y logren de ese modo su libertad. Es la única manera de que ese grotesco montaje concluya.
Sucede que el general Prado ha anunciado que no aceptará el juicio abreviado porque no es culpable de nada. Hay otros encausados que también prefieren la cárcel y toda su secuela de males antes de admitir algo que no han hecho. Eso encoleriza a jueces y fiscales y de ahí que han decidido doblegar al militar sometiéndolo a todo tipo de pruebas que lindan con el salvajismo. En el caso del general Prado no se puede desechar la sospecha de que haya una venganza por detrás. No se debe olvidar de que fue él quien capturó al Che Guevara en Vallegrande, aunque otros ordenaran su ejecución. Igual la venganza vale.
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